564 páginas pueden ser muchas, pero no cuando se relata la biografía de un hombre que partió la historia de un género musical, con una vida fascinante que vivió entre el ascenso a la gloria y la tragedia, que se ha vuelto costumbre que se lleven de la mano.
Es Carlos Gardel, uno de esos personajes de los cuales se cree que se ha escrito todo, pero del cual se sabe poco al manejarse siempre entre el mito y la realidad, más lo primero que lo segundo con el pasar de las décadas y la desaparición de las generaciones contemporáneas a él y su éxito.
Esa es la labor a la que se dedicó el profesor de historia Felipe Pigna, quien por medio de su trabajo de divulgación de la historia, a través de producciones editoriales como documentales para televisión, ha logrado un tono y una forma entretenida y profunda de conectar con el público, en especial jóvenes, para que conozcan aspectos de la historia poco conocidos.
Así nació el proyecto ‘Gardel’, como se llama este libro sobre este artista único, también a manera de homenaje a aquel intérprete y actor de una sonrisa y una voz inigualable.
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Pero también, y con el mayor respeto, es una excelente excusa para abordar la historia del mundo entre finales del siglo XIX y la primera parte del XX, con toda la transformación de un país de alta inmigración como Argentina y el significado de una música como el tango que llevan en las entrañas, que Gardel vivió intensamente y su faceta como estrella de cine.
“Llevó el tango de los pies a los labios”, fue el primero en ponerle voz al crear el tango canción con toda su narrativa, llevando al tango a su mayoría de edad.
Es hablar del primer argentino del siglo XX en trascender a niveles poco comunes en España, en la Francia de los años veinte en la cual se encontraban los más importantes intelectuales, así como en Latinoamérica y Estados Unidos, donde ya era reconcido en Nueva York y estaba listo para su conquista de Hollywood.
Otros detalles
Da a conocer detalles del padre de Carlos, un hombre de una familia acomodada que simplemente se descentiende del embarazo, por lo que fue hijo de madre soltera, mientras que su progenitor se trasladó a París donde dirigió una banda de asaltantes.
No es un detalle menor el ser madre soltera en la Francia de finales del siglo XIX, donde era usual que las mujeres de excasos resursos abandonaran a sus hijos. La madre de Carlos Gardel no sólo lo crió, también realizó todos los registros ante la ley para que quedara estipulado que ella estaría a cargo del pequeño, lo cual, él nunca deja de agradecerle.
En búsqueda de un mejor futuro para ella y su pequeño, realiza el largo viaje desde Tolouse (Francia) hasta Argentina. De ahí, aquella memorable frase de Gardel: “Yo nací en Buenos Aires a los dos años y medio”, haciendo referencia a la edad a la cual llegó a Argentina.
Sin formación musical, su genialidad en la creación era única, innovador en la industria musical, que si bien, siempre estuvo entregado a la bohemia, amante de la noche, contaba con una gran disciplina, que no dejaba de hacer ejercicio por su tendencia a subir fácilmente de peso.
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También su pasión por la tecnología. Comienza a grabar con elementos rudimentarios, de manera muy complicada y que generaba unas temperaturas tan altas en el estudio, que era usual que terminara grabando desnudo. De ahí, en sus primeros viajes a Europa se encuentra con una avanzada tecnología que lo motivan a volver y grabar todo su repertorio, lo cual terminó haciendo a lo largo de su carrera, en la medida que mejoraban las condiciones de los estudios de sonido.
Sus encuentros en Nueva York, donde terminaría luego de su gira por Latinoamérica. Tras su paso por Colombia, debía presentarse en Cuba y México para llegar a Nueva York y hacer su ingreso al cine en inglés, e incluso tendría un programa en uno de los canales más importantes del momento.
Y al mito popular que provocó una psicosis con su muerte accidentada, el periplo de su cuerpo que pasó por la selva colombiana, tuvo un velorio en Nueva York y también en el Luna Park.
El gobierno argentino del momento, poco o nada le interesa la muerte de Gardel, ni siquiera decreta duelo nacional, y solo un mes después, y por motivos políticos, inician la campaña de repatriación del cuerpo de Gardel, de la manera más lenta posible, llevando los restos a Panamá, luego a Nueva York donde es velado por unas semanas, luego a Rio de Janeiro y Montevideo, donde nuevamente es velado y ahí si Buenos Aires.