Martes, 18 de Enero de 2011
El precio que se paga por el fríjol de Cajamarca – Tolima se acuerda
entre 3 o 4 intermediarios que se quedan con las ganancias cuando lo
revenden a los mayoristas. Así lo denuncian los cultivadores que están
cansados del bajo precio que les pagan por carga.
El precio que se paga por el fríjol de Cajamarca – Tolima se acuerda entre 3 o 4 intermediarios que se quedan con las ganancias cuando lo revenden a los mayoristas. Así lo denuncian los cultivadores que están cansados del bajo precio que les pagan por carga.
El fríjol que se siembran en las montañas que rodean a Cajamarca, por cerca de 1.500 campesinos en más de 4.000 mil hectáreas, alcanza una cosecha anual de más de 11 mil toneladas para ser distribuidas en Colombia, pero al parecer el ‘cartel’ que lo maneja desestimula su siembra.
“No sé cómo lo tienen denominado las autoridades, si cartel o no, debido a que el comercio del fríjol es manejado entre tres o cuatro compradores de la región, entre ellos algunas personas que vienen de Bogotá”, expresó un campesino que solicitó la reserva de su nombre.
Pero, ¿dónde está el monopolio?, “ellos se reúnen el día viernes, ponen precios y le pagan al campesino como quieren. Y además le cancelan el producto fiado a 20 días o un mes, sin que el campesino reciba ningún incentivo, se llevan el producto y dejan a más de un cultivador en la quiebra”.
Al parecer los compradores de otras regiones no regresan a Cajamarca, debido a presiones de los integrantes del ‘Cartel’. “Como los comerciantes que vienen de afuera, por ejemplo de Manizales, Armenia, Pereira y Bogotá, entre otras ciudades, traen el dinero en efectivo, entonces el campesino les vende.
“Los intermediarios nos amenazan verbalmente y por ello solicita a las autoridades para que esten pendientes. Se trata de proteger al campesino, quien produce y debe ganar más que el intermediario, pero en Cajamarca sucede todo lo contrario”.
“Acá los intermediarios ganan a costilla de los cultivadores, quienes a pesar de sacar la cosecha son los que transportan el fríjol hasta la ciudad para que les paguen algo mínimo”, dijo el labriego.
En Cajamarca se siembra fríjol arbustivo, guarzo pecoso y rojo, así como el voluble, entre ellos cargamento, guarzo, bola roja y radical.
“En estos momentos estamos catalogados como el primer productor de fríjol de Colombia, pero la rentabilidad y la productividad no es la mejor”, expresó Jairo Edgardo Ramos González, presidente de la Asociación de productores de fríjol de Cajamarca y Anaime.
TENSA SITUACIÓN
Aunque los campesinos no hayan denunciado de manera formal ante las autoridades judiciales, las presuntas llamadas amenazadoras que algunos comerciantes de otras regiones y labriegos de la zona han recibido son recurrentes en Cajamarca.
“Efectivamente, algunos agricultores de fríjol han manifestado que han recibido algunas amenazas en el tema de la comercialización y que les preocupa de algún modo estar abandonados o dejados a un lado por parte de las autoridades”, expresó Diego Fernando Valencia, personero de Cajamarca.
Y agregó: “Más o menos lo que ellos indican es que haya más control, más seguridad en esas zonas y que, de algún modo, si se saca un producto, se pueda vender a un precio justo para el comerciante y el agricultor. Ellos buscan una reacción de las autoridades referente a la problemática que tienen en su actividad agrícola”.
Más que un problema de orden público, el Personero del municipio observa la situación como un inconveniente económico de la región.
“Es un problema económico de quién gana más en el ejercicio de la comercialización, distribución y producción del fríjol. Tal vez la denominación de ‘Cartel’ no es lo ideal, porque tiene otras connotaciones de delito, pero en esencia para la gente actúan como un ‘Cartel’, porque es utilizar la fuerza para presionar un beneficio particular”, aseveró Valencia.
CULTIVANDO A PÉRDIDA
El problema preocupa a los agricultores, quienes sostienen que cultivan a pérdida y que en algunos casos alcanzan a recuperar el dinero invertido.
“En realidad el fríjol es mal pagado. Los campesinos llevamos el producto y es demasiado barato, le sale a uno muy costoso y estamos trabajando a pérdida. El cuento es que existe una rosca de comerciantes, donde, al parecer, se ponen de acuerdo en el precio y a nosotros nos toca dar el producto al precio que digan ellos”, indicó Jorge Orlando Ortiz, cultivador de fríjol.
Y agregó que “ellos (los intermediarios), le compran a uno a bajos precios para venderlo a los grandes comerciantes más caro. La plata que se están ganando ellos la estamos perdiendo nosotros. Los comerciantes de otros sectores vienen y compran un solo mercado y no vuelven”.
Las pérdidas, según las cuentas de los labriegos, en algunos casos alcanzan a superar el millón de pesos en cuatro meses.
LA ORGANIZACIÓN
“Nosotros estamos organizados como asociación, pero somos incipientes, tenemos escasamente dos años de habernos constituido. No sólo queremos acabar con los intermediarios sino, también, con una clase de problemas como la baja productividad, la baja rentabilidad, el problema de mercadeo y la falta de asistencia técnica”, manifestó Jairo Edgardo Ramos González.
Además del problema de los intermediarios o ‘Cartel del fríjol’, este alimento tuvo una baja productividad, pero, a pesar de ello, Cajamarca fue el primer productor de 2010 en Colombia.
La baja rentabilidad es otro ‘talón de Aquiles’ para los cultivadores, así como el costo de los fungicidas con el que se pretende acabar las plagas que destruyen la cosecha como la antracnosis, enfermedad de las plantas de zonas calurosas y húmedas, causada por un hongo.
“Hemos golpeado varias puertas y en estos momentos estamos hablando con la empresa minera de Cajamarca, para firmar un convenio con la Cámara de Comercio para que nos relacionen con grandes espacios para el mercadeo del producto”, agregó.
“Así mismo, con la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas, Fenalce, para que nos presten asistencia técnica y sea más rentable el cultivo de fríjol en Cajamarca”, dijo Ramos González. Además en el área los cultivadores tienen muy poca asociatividad entre ellos.
REUNIÓN CON LOS CAMPESINOS
El alcalde de Cajamarca, Guillermo Rodríguez, sostuvo a que desconoce la situación, pero que efectuará una reunión con los cultivadores de fríjol.
“Hasta ahora escucho esa versión. La verdad, yo hablo con ellos y a mí no me han comentado nada. Lo que estamos haciendo con ellos es, a través de la Asociación de Frijoleros, entregarles el centro de acopio”, sostuvo Guillermo Rodríguez.
Y añadió: “El comodato está hecho, solamente falta que firmen las partes y entregarles para que empiecen, como productores, a manejar su selección y el proceso de mercadeo. De pronto, eso sea lo que esté causando algún malestar entre los intermediarios; es lo que imagino”.
De igual forma, el Mandatario local hace un llamado a los cultivadores que conocen esta problemática para que denuncien ante las autoridades judiciales.
“Lo que creo es que, si se está presentando eso, la solución es denunciar ante las autoridades competentes, porque eso pasa a otro plano y, la verdad, a mí no me han comentado nada sobre eso. El año pasado estaba el ‘Cartel del cilantro y la cebolla’, trabajamos muy duro con las autoridades competentes y hasta donde sé, estos ya están desmantelados”, expresó el burgomaestre.
Les están robando $100.000 por carga
Los comerciantes de otras ciudades ofrecen hasta $430 mil pesos la carga, de contado, mientras que los de acá le pagan por debajo del precio comercial del producto tan sólo $330 mil pesos. Entonces amenazan a los comerciantes de otras ciudades para que se vayan. Lo que existe es un monopolio”, adujo el cultivador.
Algunas veces, cuando asisten comerciantes de otras regiones, “‘envenenan’ a la gente, porque no vuelven a los ocho días y los intermediarios de Cajamarca le dicen a uno que le siga vendiendo a ellos. No sé qué pasará, si es que hay algún cartel”, dijo Jaime Suárez, cultivador de El Espejo.
Pero aparte de vender el producto a bajos precios, los campesinos lo negocian a crédito y en algunos casos no les cancelan o le reducen el valor pactado.
“Los intermediarios lo sacan fiado el producto con un papel en blanco, sin ninguna prenda de garantía o letra de cambio. Así ‘trabajan’ al campesino de Cajamarca y le compran el producto muy barato”, sostuvo el denunciante.
Los labriegos sostienen que estas irregularidades que se presentan en el municipio son de conocimiento por parte de las autoridades, y las autoridades locales indicaron que no han recibido denuncias por parte de campesinos ni comerciantes de Cajamarca sobre la presencia del ‘Cartel del fríjol’, y que además, desconocen que existan amenazas en contra de compradores del producto que vienen de otros lugares.
El fríjol que se siembran en las montañas que rodean a Cajamarca, por cerca de 1.500 campesinos en más de 4.000 mil hectáreas, alcanza una cosecha anual de más de 11 mil toneladas para ser distribuidas en Colombia, pero al parecer el ‘cartel’ que lo maneja desestimula su siembra.
“No sé cómo lo tienen denominado las autoridades, si cartel o no, debido a que el comercio del fríjol es manejado entre tres o cuatro compradores de la región, entre ellos algunas personas que vienen de Bogotá”, expresó un campesino que solicitó la reserva de su nombre.
Pero, ¿dónde está el monopolio?, “ellos se reúnen el día viernes, ponen precios y le pagan al campesino como quieren. Y además le cancelan el producto fiado a 20 días o un mes, sin que el campesino reciba ningún incentivo, se llevan el producto y dejan a más de un cultivador en la quiebra”.
Al parecer los compradores de otras regiones no regresan a Cajamarca, debido a presiones de los integrantes del ‘Cartel’. “Como los comerciantes que vienen de afuera, por ejemplo de Manizales, Armenia, Pereira y Bogotá, entre otras ciudades, traen el dinero en efectivo, entonces el campesino les vende.
“Los intermediarios nos amenazan verbalmente y por ello solicita a las autoridades para que esten pendientes. Se trata de proteger al campesino, quien produce y debe ganar más que el intermediario, pero en Cajamarca sucede todo lo contrario”.
“Acá los intermediarios ganan a costilla de los cultivadores, quienes a pesar de sacar la cosecha son los que transportan el fríjol hasta la ciudad para que les paguen algo mínimo”, dijo el labriego.
En Cajamarca se siembra fríjol arbustivo, guarzo pecoso y rojo, así como el voluble, entre ellos cargamento, guarzo, bola roja y radical.
“En estos momentos estamos catalogados como el primer productor de fríjol de Colombia, pero la rentabilidad y la productividad no es la mejor”, expresó Jairo Edgardo Ramos González, presidente de la Asociación de productores de fríjol de Cajamarca y Anaime.
TENSA SITUACIÓN
Aunque los campesinos no hayan denunciado de manera formal ante las autoridades judiciales, las presuntas llamadas amenazadoras que algunos comerciantes de otras regiones y labriegos de la zona han recibido son recurrentes en Cajamarca.
“Efectivamente, algunos agricultores de fríjol han manifestado que han recibido algunas amenazas en el tema de la comercialización y que les preocupa de algún modo estar abandonados o dejados a un lado por parte de las autoridades”, expresó Diego Fernando Valencia, personero de Cajamarca.
Y agregó: “Más o menos lo que ellos indican es que haya más control, más seguridad en esas zonas y que, de algún modo, si se saca un producto, se pueda vender a un precio justo para el comerciante y el agricultor. Ellos buscan una reacción de las autoridades referente a la problemática que tienen en su actividad agrícola”.
Más que un problema de orden público, el Personero del municipio observa la situación como un inconveniente económico de la región.
“Es un problema económico de quién gana más en el ejercicio de la comercialización, distribución y producción del fríjol. Tal vez la denominación de ‘Cartel’ no es lo ideal, porque tiene otras connotaciones de delito, pero en esencia para la gente actúan como un ‘Cartel’, porque es utilizar la fuerza para presionar un beneficio particular”, aseveró Valencia.
CULTIVANDO A PÉRDIDA
El problema preocupa a los agricultores, quienes sostienen que cultivan a pérdida y que en algunos casos alcanzan a recuperar el dinero invertido.
“En realidad el fríjol es mal pagado. Los campesinos llevamos el producto y es demasiado barato, le sale a uno muy costoso y estamos trabajando a pérdida. El cuento es que existe una rosca de comerciantes, donde, al parecer, se ponen de acuerdo en el precio y a nosotros nos toca dar el producto al precio que digan ellos”, indicó Jorge Orlando Ortiz, cultivador de fríjol.
Y agregó que “ellos (los intermediarios), le compran a uno a bajos precios para venderlo a los grandes comerciantes más caro. La plata que se están ganando ellos la estamos perdiendo nosotros. Los comerciantes de otros sectores vienen y compran un solo mercado y no vuelven”.
Las pérdidas, según las cuentas de los labriegos, en algunos casos alcanzan a superar el millón de pesos en cuatro meses.
LA ORGANIZACIÓN
“Nosotros estamos organizados como asociación, pero somos incipientes, tenemos escasamente dos años de habernos constituido. No sólo queremos acabar con los intermediarios sino, también, con una clase de problemas como la baja productividad, la baja rentabilidad, el problema de mercadeo y la falta de asistencia técnica”, manifestó Jairo Edgardo Ramos González.
Además del problema de los intermediarios o ‘Cartel del fríjol’, este alimento tuvo una baja productividad, pero, a pesar de ello, Cajamarca fue el primer productor de 2010 en Colombia.
La baja rentabilidad es otro ‘talón de Aquiles’ para los cultivadores, así como el costo de los fungicidas con el que se pretende acabar las plagas que destruyen la cosecha como la antracnosis, enfermedad de las plantas de zonas calurosas y húmedas, causada por un hongo.
“Hemos golpeado varias puertas y en estos momentos estamos hablando con la empresa minera de Cajamarca, para firmar un convenio con la Cámara de Comercio para que nos relacionen con grandes espacios para el mercadeo del producto”, agregó.
“Así mismo, con la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas, Fenalce, para que nos presten asistencia técnica y sea más rentable el cultivo de fríjol en Cajamarca”, dijo Ramos González. Además en el área los cultivadores tienen muy poca asociatividad entre ellos.
REUNIÓN CON LOS CAMPESINOS
El alcalde de Cajamarca, Guillermo Rodríguez, sostuvo a que desconoce la situación, pero que efectuará una reunión con los cultivadores de fríjol.
“Hasta ahora escucho esa versión. La verdad, yo hablo con ellos y a mí no me han comentado nada. Lo que estamos haciendo con ellos es, a través de la Asociación de Frijoleros, entregarles el centro de acopio”, sostuvo Guillermo Rodríguez.
Y añadió: “El comodato está hecho, solamente falta que firmen las partes y entregarles para que empiecen, como productores, a manejar su selección y el proceso de mercadeo. De pronto, eso sea lo que esté causando algún malestar entre los intermediarios; es lo que imagino”.
De igual forma, el Mandatario local hace un llamado a los cultivadores que conocen esta problemática para que denuncien ante las autoridades judiciales.
“Lo que creo es que, si se está presentando eso, la solución es denunciar ante las autoridades competentes, porque eso pasa a otro plano y, la verdad, a mí no me han comentado nada sobre eso. El año pasado estaba el ‘Cartel del cilantro y la cebolla’, trabajamos muy duro con las autoridades competentes y hasta donde sé, estos ya están desmantelados”, expresó el burgomaestre.
Les están robando $100.000 por carga
Los comerciantes de otras ciudades ofrecen hasta $430 mil pesos la carga, de contado, mientras que los de acá le pagan por debajo del precio comercial del producto tan sólo $330 mil pesos. Entonces amenazan a los comerciantes de otras ciudades para que se vayan. Lo que existe es un monopolio”, adujo el cultivador.
Algunas veces, cuando asisten comerciantes de otras regiones, “‘envenenan’ a la gente, porque no vuelven a los ocho días y los intermediarios de Cajamarca le dicen a uno que le siga vendiendo a ellos. No sé qué pasará, si es que hay algún cartel”, dijo Jaime Suárez, cultivador de El Espejo.
Pero aparte de vender el producto a bajos precios, los campesinos lo negocian a crédito y en algunos casos no les cancelan o le reducen el valor pactado.
“Los intermediarios lo sacan fiado el producto con un papel en blanco, sin ninguna prenda de garantía o letra de cambio. Así ‘trabajan’ al campesino de Cajamarca y le compran el producto muy barato”, sostuvo el denunciante.
Los labriegos sostienen que estas irregularidades que se presentan en el municipio son de conocimiento por parte de las autoridades, y las autoridades locales indicaron que no han recibido denuncias por parte de campesinos ni comerciantes de Cajamarca sobre la presencia del ‘Cartel del fríjol’, y que además, desconocen que existan amenazas en contra de compradores del producto que vienen de otros lugares.