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Elecciones presidenciales (II)
Como estaba previsto, el presidente Santos y Zuluaga, se disputan el  domingo 15 de junio la presidencia de los colombianos. Para no pecar de reiterativo, no voy en esta oportunidad a detallar el extenso historial uribista. Solo me referiré a dos o tres motivos por los cuales no es conveniente para los nortesantandereanos votar por el señor zorro que se quiere vestir ahora de oveja, manifestando que continuará con los diálogos de La Habana.
Martes, 3 de Junio de 2014
Como estaba previsto, el presidente Santos y Zuluaga, se disputan el  domingo 15 de junio la presidencia de los colombianos. Para no pecar de reiterativo, no voy en esta oportunidad a detallar el extenso historial uribista.

Solo me referiré a dos o tres motivos por los cuales no es conveniente para los nortesantandereanos votar por el señor zorro que se quiere vestir ahora de oveja, manifestando que continuará con los diálogos de La Habana.

El señor Uribe, manejador de la Z, visitó como presidente a nuestro departamento en más de veinte ocasiones prometiendo el oro y el moro dejando más frustración porque ni barro nos dejó. ¿Ahora en cuerpo ajeno y solo siendo senador si le vamos a creer que le va cumplir a nuestra región?  A nuestros Senadores y Representantes que no votaron por él, ¿el señor Zuluaga les va dar buena mermelada? (cupos indicativos de inversión para el departamento) No señor, chuco les dará en los próximos cuatro años.

El candidato de la Z, en  actitud belicosa, parodiando a su titiritero, se va lanza en ristre contra el Presidente Maduro, denunciando que en Venezuela hay un gobierno ilegítimo, una dictadura, sin medir las consecuencias que para los habitantes de frontera tienen estas declaraciones.

Vemos así, en el futuro un Muro (de Berlín) que nos aislará de nuestros hermanos venezolanos. Familias enteras que viven en los dos países serán separadas. Dirán que estoy exagerando, pero si hasta allá no se llega, por lo menos se nos agravará aún más la situación por las dificultades de orden económico y social que una enemistad con el vecino conlleva.

Y cree que con la reculada respecto al proceso de paz, como estrategia política, los colombianos comemos entero. Una vez posesionado como presidente, ni Dios lo quiera, buscará la excusa más banal para romper los diálogos, que en su fuero interno es lo que quiere su jefe. Cambiar de la noche a la mañana de política pública, solo para cautivar unos votos conservadores, ¡Mamola!

En nuestras manos, o mejor en nuestros votos, el destino de nuestro país, amenazado por actitudes guerreristas, lo podemos salvar votando por la opción y la esperanza que nos ofrece actualmente el  gobierno de frenar una lucha fratricida de más de 50 años.

El pueblo nortesantandereano se debe movilizar el 15 de junio, no esperar que los trasladen para cumplir con uno de los deberes que les ofrece la Constitución Política.

No olvidar que la indiferencia de las mayorías favorece aquellos pocos que se movilizan. Terminamos gobernados por estos. Y no es bueno. La experiencia lo confirma.

Los partidos políticos, incluidos los que tienen credencial de elección popular, y los que no la tienen pero cuentan con seguidores, urgente deben convocar a su “maquinaria” y motivarlos para que a su vez le presten toda las facilidades a sus electores y puedan ejercer el derecho de votar por la PAZ,  o sea votar por Santos.      
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