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El nuevo gabinete
El Presidente Juan Manuel Santos está haciendo el esfuerzo. Hay que abonarle lo que hace en radio buscando una nueva forma de comunicación que lo acerque a las regiones, imitando a su manera a su antecesor. Igualmente su vuelta a Colombia rindiendo cuentas y los viajes que hace ahora, incluyendo los que no hace al exterior, apuntan a un esfuerzo metódico y sistemático por resolver los problemas que lo aquejan en su gobernabilidad, en su imagen y en su popularidad como gobernante.
Sábado, 25 de Agosto de 2012
El Presidente Juan Manuel Santos está haciendo el esfuerzo. Hay que abonarle lo que hace en radio buscando una nueva forma de comunicación que lo acerque a las regiones, imitando a su manera a su antecesor. Igualmente su vuelta a Colombia rindiendo cuentas y los viajes que hace ahora, incluyendo los que no hace al exterior, apuntan a un esfuerzo metódico y sistemático por resolver los problemas que lo aquejan en su gobernabilidad, en su imagen y en su popularidad como gobernante.

Ahora vienen los dos cambios finales en este rompecabezas nuevo que quiere armar Santos para sus últimos años de gobierno y obvio para la reelección, el del gabinete y el de la paz al que me referiré en otra columna más adelante cuando la cosas estén más claras.

El cambio de gabinete comenzó con un enroque que sorprendió por la salida de Juan Carlos Echeverri quien se va, como el general Naranjo, justo a tiempo antes de que nos golpee la crisis económica mundial.

Queda un gran técnico que sin duda lo va a hacer mejor que en su anterior cargo donde la característica era la parálisis en el sector. Falta ver, y está columna se escribe el viernes, si se da los lapos en los sectores críticos en los que el Gobierno ha fallado por falta de ejecución y por un estilo de delegación del Presidente que dejó muy sueltos a sus ministros.

Pero el problema de la decisión de quién reemplaza a quién es anecdótico pues lo de fondo es si Santos sigue en las mismas o decide darle un vuelco a cómo y con quién gobierna. Si va seguir con esa mirada tecnócrata cachaca o bogoteña (con origen de provincia pero que ven al país desde las alturas de la capital) y elige sólo enroques entre amigos pues vamos a seguir en las mismas con distintos rostros. Lo interesante es si decide apuntar a un nuevo rumbo con nuevos liderazgos y con el partido liberal a la cabeza y deja esas medias tintas que tanto daño le han hecho. Santos ha gobernado con una agenda liberal, con muchos rostros liberales y le ha dado contentillo (léase puestos) a la U y a los conservadores.

Desde el discurso hasta los hechos este gobierno es liberal hasta los tuétanos. Lo demás ha sido pura fachada. Pero no puede seguir complaciendo a todo el mundo y no hay mejor oportunidad que ahora para hacer ese viraje.

¿Le alcanza el liberalismo para ser reelecto? Ahí es donde entra la otra pieza, la de la paz, en los cálculos electorales que Santos debe estar haciendo en este cambio de gabinete. Horacio Serpa encaja perfecto en esa ecuación pero trae consigo el elefante del 8.000. El liberalismo carga con ese lastre que Santos seguro tiene en cuenta pues la renovación de ese partido ha sido poca desde esas épocas aciagas.

Mi predicción es que va a ser más de lo mismo con más rostros liberales que no van a representar un cambio sustancial en el modo de gobierno. Santos se ha caracterizado por sólo tomar riesgos controlados.

Dejar por ahora a los conservadores y a la U de lado le abre espacio a un candidato fuerte en contra suya en el 2014 y eso no lo va a permitir. Santos seguirá en ese juego de equilibrio que es la raíz de su problema de popularidad. Bogotanos y bogoteños seguirán en el poder.
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