En una entrevista que concediera a La Opinión, Víctor Bautista el exsecretario de Fronteras de la Gobernación de Norte de Santander, antes de partir hacia Europa para cumplir nuevas funciones, hizo sonar el moscardón para notificarle a Norte de Santander que la crisis migratoria con sus millones de dólares aportados y la mirada internacional, no se tradujo en nada concreto y palpable para el departamento.
Es muy acertada su apreciación cuando dice: “en Norte de Santander y Cúcuta no se pueden quejar de que el Gobierno no estuvo acá. Ahora, lo distinto es cuáles son los resultados. Ganamos la atención del Gobierno, sí; rompimos récord de visitas, hubo muchas fotos en los puentes, pero la pregunta es si esa atención se tradujo en una infraestructura educativa adecuada, en unos hospitales más grandes, nuevos, en fin. Y si uno se hace esa pregunta, pues la respuesta es no”.
“Lo sostenible sería que con todos esos miles de millones de dólares que llegaron aquí tendrían que existir colegios nuevos, centros productivos nuevos, fábricas, centros de atención humanitaria aptos para eso. Las agencias que vinieron aquí han hecho una labor importante, porque han educado a esta sociedad para la atención, pero todo muy humanitario, muy de emergencia, de orientación para la protección, que también está bien; pero si uno mira los esfuerzos en muchos otros lugares, aquí no ha quedado nada de infraestructura sólida, así como tampoco una política de salud ni educativa fortalecida por el tema migratorio.”.
Lo expuesto así por Bautista es absolutamente razonable. Porque por ejemplo Cúcuta necesita con urgencia la construcción de obras para la ampliación del hospital Erasmo Meoz, Villa del Rosario está en ese proceso de hacer uno nuevo y Pamplona también tiene un proyecto para construir otro.
El común denominador en los tres municipios que han jugado un gran papel en la recepción y atención del éxodo venezolano, es que ni un dólar aparece como aporte para emprender estos proyectos que a futuro ayudarán a garantizar la prestación del servicio de salud.
Todavía hay tiempo de levantar la mano y decirles a ONU, la OIM, la OEA y a las oenegés internacionales que nuestro esfuerzo humanitario de acogida y atención a los migrantes requiere por lo menos un par de grandes obras de infraestructura en salud y educación, por ejemplo, financiadas con recursos provenientes del exterior.
La Gobernación y el Área Metropolitana deberían estructurar ese par de iniciativas y exponerlas ante los embajadores y delegados de estos organismos y fundaciones internacionales, para que podamos contar con esos hospitales fortalecidos en infraestructura, dotación y tecnología y varios megacolegios.
Esas son necesidades urgentes para una región fronteriza tan dinámica como la nuestra y en la que la población y las necesidades han crecido en medio de todo el drama de la salida de venezolanos de su país, razón por la cual Norte de Santander requiere de este apoyo real, más allá de las cientos de fotos que se captaron en los puentes.
Es que algo palpable se necesita que nos quede, pues así como nos consideran un modelo de atención a los migrantes para replicar en otras partes, la región para ostentar esos títulos debe ser objeto de una especie de trato preferencial por ser una de las pocas zonas del mundo en haber enfrentado una crisis migratoria de inmensa magnitud.
Y volviendo en este punto a lo dicho por Bautista, este mensaje debe quedarles bien claros a los inquilinos de las administraciones: “Es decir, la cooperación aquí ha sido fundamental, pero la visión en cuanto a lo que la crisis migratoria tuvo que haber fortalecido a Norte de Santander, no es ni siquiera de la cooperación. La responsabilidad de esa visión tiene que ser del Gobierno Nacional y de nuestro gobierno regional y local”.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion