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Editorial
Al comisionado de Paz
El Alto Comisionado debe tener presente que la situación en nuestra zona rural cucuteña no se puede dejar pasar por alto.
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Jueves, 16 de Febrero de 2023

Danilo Rueda, alto comisionado de Paz, debería poner en el radar a Cúcuta, que no solo ahora sino desde mucho tiempo atrás ha padecido en carne propia los efectos de toda índole ocasionados por el conflicto armado y que en estos tiempos de búsqueda de la Paz Total por parte del presidente Gustavo Petro, de nuevo se encuentra en alta tensión en la zona.

Sería bueno que el funcionario tomara nota de lo expuesto en La Opinión el pasado 13 de febrero sobre el resurgir de  los gaitanistas en la zona rural de la capital de Norte de Santander, que cuenta y expone hechos que están ocurriendo en la actualidad y advertidos en Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo.

Esas situaciones que amenazan directamente la vida en 35 veredas y cuatro corregimientos de Cúcuta, así como en Puerto Santander y El Zulia, y tienen una influencia sobre la inseguridad ciudadana en el casco urbano cucuteño, generan dudas frente al real compromiso con la desescalada de la violencia por parte  de esa organización también conocida como Clan del Golfo.

Las dudas e inquietudes que hoy asaltan a los cucuteños sobre esta expansión de la organización narcotraficante, tiene como base que esta situación ha estado ocurriendo justo cuando el Gobierno Nacional en el Decreto 2658 habló sobre el cese bilateral del fuego con este grupo armado.

“Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia el 30 de diciembre de 2022, luego de tres reuniones de exploración con facilitadores designados por la OACP y una reunión sostenida con la OACP en presencia de delegados internacionales, reiteraron su disposición a un cese unilateral del fuego, y manifestaron su decisión de participar activamente en un mecanismo de diálogo socio jurídico, nombrando ya sus voceros y delegados”, se lee en el citado acto administrativo.

El Alto Comisionado debe tener presente que la situación en nuestra zona rural cucuteña no se puede dejar pasar por alto, ya que muchos de nuestros corregimientos o bien se encuentran en la ruta hacia la también conflictiva zona del Catatumbo y otros colindan precisamente con territorio venezolano, al hacer parte de la frontera.

La Oficina del Alto Comisionado por lo menos debería enviar una comisión del más alto nivel no solamente para establecer qué es lo que está sucediendo porque hay diversidad de implicaciones que nos hacen un caso especial en el concierto nacional, porque por ejemplo es algo muy diciente el hecho de que Cúcuta -la sexta en Colombia por el número de habitantes- tenga esos problemas de orden público tan graves.

 Una confirmación de que la situación está muy tensa y riesgosa, es el testimonio recogido por este medio en dicha zona: “Hace unos días, 15 hombres, vestidos con uniformes militares y portando armas de largo y corto alcance, que se movilizaban en motos, se pasearon por varias poblaciones y luego de identificarse como Autodefensas Gaitanistas de Colombia, le indicaron a la gente que ellos no se habían ido de la zona y que ahora estaban más fuertes que nunca y que quien estuviera con la guerrilla lo iban a matar”.

Para que la Paz Total suene armónicamente en esta región tan especial surcada por el Catatumbo y con un área metropolitana que integra la frontera más viva de América Latina, es recomendable y urgente que la verificación se active, que la ONU ayude, que los gaitanistas hagan más gestos de conciliación que de guerra  o que, de lo contrario, el Estado actúe y someta a quienes den muestras de querer descarrilar el proceso.

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