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Economía
El cacao le da una segunda oportunidad al Catatumbo
La FAO, el PNUD y el Fondo de la ONU para la paz le apuestan a las familias que trabajan con el cacao.
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Leonardo Favio Oliveros Medina
Leonardo Favio Oliveros
Lunes, 27 de Febrero de 2023

El chip de los pobladores del Catatumbo está cambiando, lo poco rentable en la que se ha convertido el cultivo de coca ha hecho que le apuesten a los cultivos agrícolas, como el cacao, que dinamicen la economía de esta subregión de Norte de Santander tan golpeada por la violencia y estigmatizada por la situación social.

Nueve asociaciones campesinas, una asociación indígena y la Asociación de Mujeres Barí (Asombarí) se vincularon al proyecto ‘Cacao, el corazón del Catatumbo’, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mediante el cual estas familias han encontrado ayuda para crecer.


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“Gracias al SENA aprendí sobre chocolatería fina, pero no me quedé solo con eso y decidí ir a la raíz de este sector, para llegar a los campesinos que cultivan cacao, a quienes les compramos sus mazorcas”, indicó Michel Carrascal, habitante de Teorama y quien, a sus 20 años de vida, ya es emprendedora con los derivados de ese fruto, pues es una de las socias de la Cooperativa  Chocoarte’s.

Para Carrascal, de esta manera están presentando una imagen distinta del territorio, logrando que, por medio de su discurso, muchos habitantes del campo sustituyan los cultivos ilícitos por este nuevo proyecto que “es muy rentable”.

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Virginia Ramírez, representante legal de Chocoarte’s, informó que la cooperativa comenzó hace dos años, la cual ha traído esperanza a muchas mujeres de la zona rural, cabezas de familia y de avanzada edad, pues cabe resaltar que el enfoque del plan de la FAO es de género e indígena.

“Pudimos lograr que cambiaran su punto de vista acerca del cacao y llevarlo a la transformación. Tenemos ocho mujeres y tres hombres como socios. Es normal que nos vean al Catatumbo solo como zona de cultivos ilícitos, pues solo se oyen cosas negativas, pero nosotras estamos influyendo para mostrar lo bonito y lo maravilloso”.


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Las líderes resaltaron que trabajan con un fruto de calidad y con muchas propiedades, presentado en barras energéticas, endulzado con estevia o no, en pastilla para preparar bebida caliente.

Un esfuerzo por dejar la coca

El Comité de Cacaoteros de El Tarra (Comicata) es otro de los actores vinculados al proyecto y su asesora técnica, Alvanys Robles, destacó que desde 2006 vienen impulsando el cultivo en este municipio catalogado como el corazón del Catatumbo, una labor “que no ha sido fácil, pero tampoco difícil”.

Muchos de sus integrantes dejaron la coca, otros aún conservan ciertas siembras, pero están enfocados  en el cacao, porque el kilo de la categoría Premium puede venderse  a $12.000 el kilo como mínimo.

“Hace cuatro años se tomó la iniciativa con campesinas, cabezas de hogar, de transformar el producto, un fruto seleccionado. Ya estamos en el segundo nivel, pero la idea es ascender al tercer y cuarto. Somos 105 socios, el 70% mujeres, y en esta etapa nos encontramos fortaleciendo el área comercial y financiera de Comicata para sacar un producto con calidad, sabor y aroma, que es lo que busca la federación en las grandes empresas de chocolatería fina”, precisó.

Elkin Figueredo, otro de los socios e hijo de cacaoteros, agregó ya tienen una alianza con la Fundación Carlota, para vender el fruto. Además, subrayó la capacitación que se les brinda a los cultivadores, desde la siembra hasta su transformación, porque no solo se trata de recolectar y comercializar, es relevante la fermentación y el secado.


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300 familias vinculadas

Manuel Alvarado Chacín, coordinador de Cacao, el corazón del Catatumbo, manifestó que el proyecto comenzó en octubre pasado, después de un diagnóstico, con recursos del Fondo Multidonante de la ONU para la Paz y cuentan con el respaldo de la Agencia de Renovación del Territorio (ART), para materializar un cultivo socialmente sustentable y sostenible.

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“Tenemos 300 familias vinculadas, 60 de ellas indígenas. Le estamos apostando a esta zona por ser uno de los territorios priorizado por el conflicto armado y los diálogos de paz de La Habana, ejecutándose lo que se planteó en el acuerdo. La estevia, los clavos y la canela usados para la transformación del chocolate son también son producido en la región”, añadió.

Chacín señaló que así quienes descuidaron sus cultivos de cacao, por los ilícitos, y quienes ya venían trabajando con la mazorca, reciben asistencia técnica para verificar el estado del fruto, capacitación directa, censos territoriales del producto y un proceso diagnóstico, para que luego reciban secadoras, marquesinas, entre otras herramientas.

En el marco de este proyecto, algunas asociaciones participaron en su primera feria, Expo Sabor Cúcuta, que se desarrolló hace dos semanas. Las organizaciones creen importante que las autoridades inviertan en las vías tercerías, para poder sacar sus cultivos, pues solo Comicata está produciendo de cinco a seis toneladas mensuales.

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