
De lunes a viernes, de 3 :00 a 5:00 de la tarde, 21 deportistas en condición especial se dirigen desde diferentes puntos de la ciudad al Estadio Hermides Padilla para entrenar en varios deportes.
La Fundación Opción Vida prepara a niños y niñas de la ciudad de Ocaña en ciclismo, natación, atletismo y bolos, con el fin de fortalecer sus habilidades y talentos.
Las destrezas desarrolladas por los competidores se vieron reflejadas en los resultados obtenidos en las Olimpiadas Fides.
Es así como el año pasado en Pereira fueron merecedores de 14 medallas, y este año en Bogotá se trajeron 24 medallas.
Fue la única delegación que representó a Norte de Santander esta temporada, obteniendo trece preseas de oro, ocho de plata y tres de bronce.
Historias de vida
“Todas las tardes entreno porque me gusta correr rápido”, dice Jimmy Ortiz, quién tiene 15 años y es miembro de la Fundación.
Yesica Ortiz, su hermana, cuenta que llegaron de Cali hace cuatro años porque su mamá murió y se vinieron a vivir con su papá, que es ocañero.
“Hace tres años, Jimmy entró a la Fundación Opción Vida, y se amañó con el clima y el trato que las personas le brindan. Todos lo quieren mucho”, dice Yesica.
Sus logros alcanzados en las olimpiadas este año fueron en atletismo. En esa modalidad se colgó una medalla de oro por correr de los 25 metros, mientras que en los 50 metros se quedó con una de plata y la de bronce la obtuvo por su participación en relevos.
Por otro lado, Yeimy Paola Andrade tiene 17 años y es la nueva integrante del grupo.
Desde el año pasado está en la fundación, y a pesar del poco tiempo, ya ganó dos galardones en bolos: uno de plata y otro de bronce.
Ana Elcira Pérez, que es la mamá de Yeimy, dice que su hija está muy contenta por los reconocimientos que alcanzó, y que su entrenador está admirado por su rápido y alto rendimiento.
Un entrenamiento con los deportistas Fides, comienza con besos y abrazos y finaliza de la misma manera.
Cuándo alguien está triste o distraído, todos dejan lo que están haciendo y empiezan a motivarlo con palabras de aliento y cariño. Ellos están pendientes unos de otros, se ayudan y siempre están felices.
Dilene Amaya, coordinadora de Discapacidad del municipio, manifiesta que el entrenamiento de los niños es una terapia mental teniendo en cuenta que los competidores tienen discapacidad cognitiva, síndrome de Down y retardo mental.