Con la satisfacción de haber cruzado la meta de la Titan Desert, una de las carreras en bicicleta más duras del mundo, el cucuteño Leonardo Andrés Peñaranda Amado, médico anestesiólogo de profesión, cuenta su experiencia vivida durante las seis etapas que duró la competencia por el desierto de Marruecos.
Su preparación comenzó hace un año cuando decidió inscribirse pues se sentía en buena forma para afrontar la competencia, pero su gusto por el deporte viene desde hace apenas cuatro años cuando influenciado por su esposa Miriam Molano quien también es médico, comenzó a cambiar su estilo de vida y optó por el deporte como complemento.
“Era un gordito cuando vi un reportaje por televisión que mostraba en detalle la carrera y le dije a mi esposa que algún día iba a estar ahí, así que haberlo logrado es una sensación muy bonita y una lección que nos deja claro que con disciplina y constancia todo se puede”, contó Peñaranda.
José Omar Torres y Leonardo Peñaranda fueron los cucuteños que participaron en esta competencia.
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Una dura prueba
Vivió momentos difíciles durante la competencia en la que coincidió con otro cucuteño, el ingeniero José Omar Torres, con quien compartió gran parte de la competencia y quien tiene más experiencia en este tipo de carreras.
“Él (Torres) me dio pautas de entrenamiento y fue mi guía en muchos momentos de la competencia, pues tiene más experiencia en las carreras por etapas. Cuando llegué a Marruecos creí que estaba muy preparado, pero cuando salí a conocer la ruta me di cuenta que sería mucho más difícil de lo que creía”, recordó.
En el país había disputado varios Ironman 70.3, carreras de triatlón de larga distancia, pero supo que este nuevo reto sería mayor, sin embargo estaba dispuesto a hacer que esas horas de entrenamiento entre sus turnos como médico y su labor como padre y esposo valieran la pena.
Pasar los ríos y las montañas de arena fue de los momentos más difíciles de la prueba además de tener que lidiar con las esporádicas tormentas y las altas temperaturas, sin embargo, en su mente siempre estaban su esposa y sus hijas María Camila y María Paula, por quienes decidió completar esta carrera para dejarles el legado de que todo lo que se propongan lo pueden lograr con constancia y disciplina.
“Fueron 670 kilómetros durante las seis etapas, de esas, hubo dos en las que no nos dieron ruta especifica solo unas coordenadas y teníamos que llegar a los puntos establecidos, fue muy exigente. La dificultad del terreno me causó lesiones, pero al final, la cruzar la meta, la satisfacción fue muy grande”, contó emocionado.
Tras terminar este reto comienza la preparación para otro, el Full Ironman que consta de nadar en aguas abiertas 3.8 kilómetros, hacer 180 kilómetros de bicicleta y correr una maratón.