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Cúcuta
La rumba no tiene protocolos en barrios de Cúcuta
En bares, discotecas, restaurantes y comidas rápidas de El Malecón y Los Caobos hay cumplimiento de las medidas de bioseguridad ante el coronavirus.
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Martes, 23 de Marzo de 2021

Son las 8:00 de la noche, la sala de billar está llena, la cervecería abarrotada, en las venta de comidas rápidas no cabe una persona más.

En estos tres lugares, los dueños de los negocios, empleados y clientes consideran que la pandemia es cosa del pasado. Nadie tiene tapabocas, y el que lo tiene, en el mejor de los casos, lo lleva como un artículo de lujo, sobre la barbilla o en el cuello.  

El distanciamiento social brilla por su ausencia o está redefinido, ya no son los 2 metros que recomiendan las autoridades sanitarias a nivel mundial, sino lo mínimo que debe haber para que se permita la movilidad del otro, es decir, unos 50 centímetros. En las ventas de comidas, la separación de las sillas todavía puede ser menor. 

La aplicación de alcohol a la entrada no existe y la demarcación de los lugares donde las personas deben ubicarse para que nadie represente un peligro de contagio de coronavirus para el otro, hace rato se borró. En los billares, el único alcohol que se ve es el que está dentro de las botellas de las bebidas embriagantes.  

En la venta de comidas rápidas, el recinto que solo tendría autorizado un aforo de 7 personas  tiene en su interior 15. En el negocio ambulante de comidas, ese que de ordinario está en la esquina y el otro a mitad de cuadra, si bien están al aire libre, las sillas para los comensales están una junto a la otra.  

Con frecuencia se ve entre clientes lo que médicos han pedido no se haga en las reuniones sociales o familiares: compartir el vaso. Esto es lo que se ve en los negocios de la rumba de los barrios apartados del centro de la ciudad. El control de las autoridades brilla por su ausencia. 

La Opinión recorrió sectores rumba en el norte de la ciudad como Aropuerto, El Salado, Panamericano, Las Américas, La Libertad, San Luis, Belén, Valles del Rodeo, y en ninguno se cumple con los protocolos de bioseguridad para evitar el contagio de la COVID-19. 

Las aglomeraciones de personas son recurrentes al igual que las fiestas en las casas sin ningún tipo de protección.

En El Malecón sí se cumple 

En este emblemático sitio, la realidad es distinta desde todos los puntos de vista. Empezando por el más evidente, el comercial: son pocos los establecimientos, independiente del producto que ofrezcan, los que superan el 50 por ciento de aforo. La distancia entre las mesas y personas se cumple.  

Lo mismo se aprecia en el gastrobar, local de cocteles o bar. Por la naturaleza de los productos que consumen, no se puede exigir el tapabocas puesto todo el tiempo a los clientes. Sin embargo, quien está detrás del mostrador y los meseros sí son muy escrupulosos: lo llevan correctamente puesto.

 En las entradas de los negocios se cumple la desinfección. Las medidas biosanitarias que han adoptado y se mantienen activas durante el tiempo permitido para el funcionamiento de los negocios. 

Los dueños de negocios  en esta zona de la ciudad le piden a las autoridades ejercer un control más estricto en las zonas de rumba de los barrios apartados de Cúcuta, donde los protocolos de bioseguridad se burlan por clientes y administradores de negocios, “lo cual es un riesgo que no se puede seguir tolerando”.

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