Ninguno de los vendedores ambulantes y los trabajadores de almacenes de cadena y locales comerciales imaginaron que un día de trabajo rutinario se convertiría en uno de zozobra cuando un grupo de manifestantes inició una batalla campal contra el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía.
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Cerca de las 10:00 de la mañana miembros de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) y de la Dirección de Impuestos y Aduana Nacional (DIAN) ingresaron hasta unas bodegas, en la calle 12 con avenida 5, para decomisar una importante cantidad de calzado.
En la operación capturaron a dos hombres, al parecer, por usurpación de marca, pues al calzado le cosían el nombre y logotipo de importantes empresas de zapatos.
“El apoyo de los uniformados a la DIAN fue para controlar la zona. Ingresaron hasta unos puntos donde estaba la mercancía, que fue decomisada”, dijo una fuente judicial.
Lo que para los uniformados y los funcionarios era un operativo pacífico terminó en una trifulca que se tomó parte del centro de Cúcuta, pues inició en la calle 12 con avenidas 5 y 7 y terminó dos cuadras abajo, en la calle 11 y 10.
Y es que el rumor de la presencia de las autoridades alertó a otras personas, mientras que los uniformados al ver el peligro que corrían se resguardaron y pidieron refuerzos.
Momentos después llegaron miembros del Esmad y una tanqueta para controlar la situación y devolver la tranquilidad a esa zona del centro, pues carros ni motos pasaban por el miedo a que les dañaran los automotores con una piedra, o los hirieran.
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“Protestamos porque eso no se hace, cómo les van a quitar las cosas (la mercancía que al cierre de esta edición no ha sido avaluada) a las personas honradas. Es un abuso, por qué no se van para las trochas o el Catatumbo (…) No roben al pueblo”, dijo un manifestante que se identificó como José Camargo.
¿Quién inició?
Nadie sabe si el Esmad o los manifestantes iniciaron la confrontación. El caso es que de un momento a otro ese tramo de la calle 12 se convirtió en el escenario en el que los desconocidos lanzaron ladrillos y hasta pedazos de cemento; mientras que los antidisturbios respondieron con gases lacrimógenos y chorros de agua que salían de la tanqueta.
Para los antidisturbios lo primordial era cuidar las sedes de la Alcaldía de Cúcuta y la Gobernación de Norte de Santander, ubicadas a pocas cuadras.
La viveza de los manifestantes les permitió escabullirse por la avenida 8 para llegar hasta la Alcaldía y el parque Santander (calles 10 y 11 con avenida 5 y 6), donde para la 1:30 de la tarde ya se vivían momentos de pánico por parte de los comerciantes y vendedores ambulantes, que tuvieron que encerrarse en los locales o huir para no resultar heridos.
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“Nos encerramos en el local con el miedo que rompieran los vidrios y saquearan la mercancía. Fue un pánico demasiado grande. Hasta la Catedral tuvo que cerrar sus puertas”, dijo una comerciante.
La retoma del orden
La Policía detuvo a cuatro hombres que, al parecer, habían participado en la revuelta. Uno de ellos se les escapó. “La gente no dejaba que los montaran a la patrulla. Incluso a un policía le habrían intentado robar una cadena”, dijo un testigo.
El coronel Alfonso Reyes, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), indicó que estaban revisando los daños a propiedad privada y a elementos de espacio público.
“Abrieron los establecimientos y se retomó el control de las vías para permitir el tránsito vehicular”, dijo Reyes.
Los daños
Se conoció que los vidrios de tres locales fueron blanco de las piedras que tiraron los manifestantes. Hasta un semáforo resultó afectado cuando un desconocido trataba de lanzarle un ladrillo a una tanqueta, pero solo terminó rompiendo ese elemento de tránsito.
“Las ventas del almacén (ubicado en la calle 12 con avenida 5) diariamente son de alrededor de $2 millones, pero con la trifulca que hubo toda la mañana no hemos coronado ni los $100.000. Aparte de eso me rompieron un vidrio valuado en $1 millón”, dijo la administradora de un establecimiento.
Varias jardineras y andenes fueron vandalizadas por los desadaptados que dañaron esos elementos del espacio público para sacar el cemento y los ladrillos que le lanzaban a los antidisturbios.
Por lo pronto, los afectados creen que ninguna entidad va a responderles por los daños.
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