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Cúcuta
La historia de un cura que calma el hambre en La Libertad
450 raciones diarias llegan a entregarse, en una labor que se viene haciendo desde hace 8 meses. 
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Astrid Genes
Sábado, 26 de Mayo de 2018

El sacerdote Humberto Nieto pasa de la prédica a la acción todos los días: en la noche se cuelga la sotana y en el día el delantal para servir al pobre como la ley de Dios lo manda.

Todo comenzó hace ocho meses en la parroquia La Sagrada Familia ubicada en La Libertad, cuando el cura Nieto pensó en cómo ayudar a una comunidad que vive con tantas necesidades.

Consciente de que su iniciativa no sería la solución a todos los problemas de pobreza e inseguridad que tiene la ciudad, decidió crear un comedor que entrega almuerzos gratis para las personas que más lo necesitan.

Junto con los feligreses, vecinos, amigos y familia se valieron de cartas, visitas y colectas para ir comprando lo básico, y así crear un comedor comunitario.

“Los comienzos no son fáciles, y continuar en medio de tantos obstáculos tampoco”, dice Nieto. “Pero el hecho de ayudar a quien lo necesita es la mejor recompensa que se puede tener en esta labor que a diario realizamos con el corazón”, recalca con orgullo.  

En el comedor de la Sagrada Familia inicialmente se entregaban solo 100 almuerzos diarios, ahora, gracias a las gestiones que se hacen de manera permanente, se han logrado brindar desde 350 hasta 450 almuerzos diarios. 

“Pese a que hemos aumentado nuestra capacidad de entrega, nunca son suficientes”, cuenta Nieto. “Siempre hay personas que se nos quedan sin su plato de comida”, lamenta.

A la parroquia “siempre llegan 100 ancianos, 200 venezolanos y 50 niños”, que no cuentan con los recursos para hacer o comprar un almuerzo, relata Nieto.

Para José Donato Jaramillo, un viejo de la comunidad, recibir este almuerzo todos los días es “una bendición”, ya que vive solo y debe buscar su sustento diario para poder sobrevivir en una ciudad donde las oportunidades son escasas para las personas de la tercera edad.

Donato cuenta que desde hace dos meses recibe su ración diaria, por eso llega todas las mañanas a las 10:30, se sienta a esperar que el comedor de la parroquia abra sus puertas y así poder ser uno de los primeros en acceder a su “comidita”.

En la Sagrada Familia se organizan grupos de 10 personas para dividirse las labores del trajín diario como cocinar, limpiar, atender, servir y hasta para hablar con quienes visitan este espacio que refleja “un gran amor por el prójimo”, donde la práctica ‘de hacer el bien sin mirar a quien’ es una realidad grata que no cambiarían por nada, cuenta el cura.

Todos los voluntarios que hacen parte de esta labor cocinan dos veces por mes, ese es el trabajo más difícil, cuenta el padre. 

Sin embargo, es el que mejor se hace, “porque donde hay amor”, todo sale perfectamente bien. 

Nieto lamenta que pese a todos los esfuerzos que se hacen a diario, ni la Alcaldía ni la Gobernación han dado algún tipo de ayuda para ampliar el número de almuerzos que pueden llegar a beneficiar a más familias necesitadas de cualquier rincón de la ciudad.

“Esperamos que empresas privadas y entidades públicas se unan a este trabajo conjunto que dibuja sonrisas en decenas de rostros al probar un bocado de comida que es fruto de un gran esfuerzo y dedicación de la comunidad de La Libertad”. 

Incluso, llega a ser la única ración de comida que muchos reciben en el día, cuenta con voz casi inaudible el cura.

En la cocina de la Sagrada Familia hay jóvenes, profesionales y madres cabezas de familia que dejan sus hogares, estudios y trabajos para ayudar en la preparación diaria de los almuerzos.

También hay una dietista encargada de armar el menú balanceado que se entrega de lunes a sábado. El plato que más les gusta a nuestros abuelos y niños es el de pastas con atún, recalca el padre.

Desde que el comedor abrió sus puertas, no ha habido un solo día que falten los alimentos. 

A veces, algunos restaurantes nos dan granos, pastas y enlatados, que es lo que más se usa en la cocina. Asimismo, algunas familias se acercan a la parroquia a dejar mercados. 

Por otra parte, el pago de los servicios se aumenta considerablemente, por ello con colectas y rifas se logran reunir los 150 mil pesos mensuales de la luz y los 300 mil pesos de gas.

De esta manera, en la Sagrada Familia trabajan por un bien común, siempre recordando que ‘el que es generoso prospera, y el que reanima será reanimado’.

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