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Cúcuta
La Esap se fortalece con nuevas dinámicas académicas
La Escuela Superior de Administración Pública tiene 964 estudiantes y ocho centros territoriales.
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Cicerón Flórez Moya
Cicerón Flórez
Lunes, 30 de Septiembre de 2019

Fernando Guzmán Rodríguez es abogado titulado, egresado de la Universidad Nacional. Ha cursado especializaciones y otros estudios académicos.

Ocupó varios cargos en el Distrito Capital de Bogotá y se ha desempeñado en la docencia en varias universidades del país. Ocupa la subdirección académica de la Escuela Superior de Administración Pública y hace dos semanas estuvo en Cúcuta.

La Opinión lo entrevistó sobre su gestión.

¿Qué representa la Escuela Superior de Administración Pública en el conjunto de la enseñanza superior en Colombia?

La Esap es una universidad pública con 60 años de presencia activa en el desarrollo del saber de la administración pública. Su misión está centrada en la formación superior, en la promoción de la investigación científica y de la asesoría en distintos campos.

Igualmente, adelanta la capacitación continua de los profesionales y los servidores públicos en todos los niveles y por ello se ha constituido en una institución esencial en la profesionalización y desarrollo de los servicios y la administración pública. 

En consecuencia, está llamada a seguir jugando un liderazgo en la educación en el campo de las ciencias administrativas, la gestión y las políticas públicas. La historia, el presente y el futuro de la Escuela están ligados a las transformaciones del Estado y la administración pública, a través de un saber aplicado y la sistematización del conocimiento y las experiencias en docencia, investigación y extensión. 

¿Cuál es su evaluación  en cuanto la calidad académica de la enseñanza en la Esap?

En su conjunto la educación superior en Colombia está orientada hacia exigir y lograr mayores y continuos niveles de calidad. Y es un proceso que ha sido desigual, con logros importantes y con dificultades.

La Esap se inscribe en esta trayectoria institucional de mejoramiento de la calidad, y en las condiciones actuales ha logrado también importantes resultados, por ejemplo,  estamos mejorando el perfil de nuestros docentes. Hemos mejorado en los resultados obtenidos por los graduandos en los exámenes Ecaes.

Las tasas de empleabilidad de los egresados de nuestros programas están por encima del promedio nacional con un impacto en mayor medida en las regiones del país.   

Además, hemos asumido el gran reto de avanzar en calidad y excelencia mediante el fortalecimiento y consolidación institucional en todas las dimensiones, como por ejemplo la relación profesor alumno, ampliando la planta de docentes de carrera, renovando la malla curricular, presentando nuevos programas de pregrado y posgrado para responder a las demandas actuales, estimular mucho más la investigación y la producción científica, articular el saber administrativo con el acompañamiento a los gobiernos en la búsqueda de soluciones para lograr mayor efectividad de las políticas públicas. 

¿Los egresados de la Esap son garantía de idoneidad en las funciones públicas a las que  acceden?

Sí, nuestros egresados son muy competentes en su campo. La formación en el saber administrativo público es exigente y por ello nuestros programas de pregrado y posgrado buscan responder a las necesidades sectoriales y territoriales de la administración pública.

Igualmente, la formación y capacitación continua que imparte la escuela se inscribe en la trayectoria de mejoramiento del servicio público y la carrera administrativa a través de la cualificación de los funcionarios y servidores públicos. 

¿Sobre cuáles bases se articulan la Esap y el Estado en Colombia?

La Esap en parte nace de la necesidad de profesionalizar el servicio público, institucionalizar la carrera administrativa y contar con un Estado moderno. En este sentido la Escuela hace parte del desarrollo de la institucionalidad del Estado y la gestión pública en Colombia.

Y esta relación se expresa en las transformaciones que en los últimos 60 años ha vivido el país en materia de administración y gerencia públicas, en la organización del Estado, en la planeación del desarrollo, en la estructuración y manejo del presupuesto, en la contratación pública, en la adopción de nuevas tecnologías para el buen gobierno y en la inclusión de nuevos actores y la participación ciudadana, por ejemplo.  

¿Cómo está la cobertura de la Esap a las regiones?

La Escuela cuenta como ninguna otra institución de educación superior con una gran ventaja puesta al servicio del país, pues tiene la capacidad de llegar prácticamente a todo el territorio, y gran parte de sus servicios llega a los municipios y población que más lo necesitan y donde ninguna otra va.

Es así que actualmente contamos con 15 direcciones territoriales, con presencia en los 32 departamentos y con alcance prácticamente a todos los municipios. Igualmente contamos con 142 Centros Territoriales de Administración Pública - CETAP. Aun así nos hemos propuesto seguir creciendo y mejorando nuestra cobertura mediante la formación de nuevas territoriales y programas.  

¿Y Norte Santander cómo va?

La Territorial Norte de Santander y Arauca, es muy importante. Actualmente tiene 964 estudiantes y cuenta hoy con 8 Centros Territoriales de Administración Pública. Está en crecimiento y aún puede crecer más. Es dinámica y se requiere responder a nuevas demandas como la realidad fronteriza, la migración y la planeación del desarrollo regional.

¿Hay nuevos proyectos para el desarrollo académico de la entidad?

Sí. Actualmente el propósito trazado por el nuevo Director Nacional doctor Pedro Medellín Torres, está orientado hacia lo que se ha llamado la reinstitucionalización de la Esap, es decir, llevarla nuevamente a ser una institución de excelencia académica y cumpliendo un papel activo y de primera línea tanto en la formación como en la investigación y el asesoramiento del gobierno nacional y los gobiernos territoriales.

Por ello la propuesta de nuevos programas como el de finanzas públicas o adelantar los estudios para estructurar un doctorado en administración pública. Igualmente, se está desarrollando la instauración de un laboratorio en análisis de políticas pública, así como la creación de un instituto de estudios y seguimiento al sistema de lucha contra la corrupción.

Y finalmente, debo mencionar que la internacionalización de la Escuela es uno de los ejes centrales de este proyecto de desarrollo académico a través de concertar convenios y alianzas con las más importantes universidades del mundo.

¿Está Colombia actualizada en la enseñanza superior, tomando en cuenta el nivel  que ha alcanzado el conocimiento?

Creo que hay que aproximarse a este asunto desde por lo menos dos aspectos, el primero se refiere al valor, la centralidad que hoy cobra el conocimiento y la importancia que en ello tienen la ciencia, la tecnología y la innovación.  Aquí hay grandes retos y se requiere avanzar de manera rápida e integral. Y esta es una responsabilidad no solo de la educación, pero sin ella no se lograría.

En segundo lugar, la educación superior enfrenta una necesaria transformación que está relacionada con el replanteamiento de la forma, los métodos y los contenidos con los que está respondiendo a las necesidades y demandas que plantea la sociedad en un contexto de transformación de la producción y el trabajo.

En este sentido, desde la Esap estamos impulsando un modelo que hemos llamado de escuela aplicada, el cual consiste en que la generación de conocimiento, la investigación y la docencia están ligados con la proximidad al estudio y tratamiento de los problemas en cada campo. Por ejemplo, sistematizando e incorporando en nuestro programas el conocimiento a partir de las experiencias y buenas prácticas que contribuyan a mejorar la efectividad de las políticas y la calidad de los servicios a cargo de Estado.  

¿Les cabe alguna responsabilidad a las instituciones de educación en las faltas éticas, que se traducen en corrupción, de los profesionales que salen de las mismas y se vinculan a las funciones de manejo de lo público?

La corrupción es un fenómeno que destruye valor y que obedece a distintos factores. El aspecto de mayor impacto y más visible es la corrupción en el manejo de lo público, y por lo mismo nos afecta a todos. Y sus comportamientos no se pueden generalizar. Es necesario verlos, como hacen distintos estudios, en sus distintas dimensiones que pueden ir desde conductas asociadas con el incumplimiento de reglamentos hasta las grandes organizaciones criminales y la búsqueda de captura de rentas. 

De otra parte, aquello que está relacionado con la ética de lo público,  como las graves faltas en el servicio y la pérdida de sentido de lo público y defensa del interés general desde el servicio, obedece a la presencia de distintos factores de riesgo. Y en este sentido una precaria formación profesional, una baja calidad académica y una débil apropiación de la ética de lo público es un factor de riesgo que se puede agravar con la concurrencia de otros factores de riesgo. 

¿Su diagnóstico de Colombia cómo es?

Colombia en las últimas décadas se ha transformado de manera acelerada y desigual. Hoy somos un país más urbano y en el futuro cercano creceremos más. Y así mismo contaremos con una población con mayores niveles de educación, con unas capas medias y altas conectadas globalmente, y con unas capas bajas mejorando en coberturas y servicios esenciales. 

Sin embargo, también se ve cómo persiste la segregación socios espacial, la necesidad de aumentar ezfuerzos para lograr mayor inclusión y mejor redistribución del ingreso y la riqueza. La consolidación de la paz es punto fundamental en la agenda del país. 

Desde el punto de vista del Estado y la administración pública se ha vivido importantes transformación. Sin embargo, ha habido dificultades en lograr su efectividad. Y allí hay un gran reto no solo para la Esap y la educación superior, sino para todos.

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