Los habitantes de las manzanas A1, A2 y A3 del barrio Tucunaré, parte alta, sienten miedo porque un grupo de personas que invadieron un lote baldío construyan sobre un cerro, generando un nuevo deslizamiento de tierra.
Y es que hace 17 años, ese cerro se vino abajo, dejando a docenas de familias sin un hogar. En esa tragedia se creyó que las construcciones cercanas habían provocado el deslizamiento, años después volvió a suceder ese hecho lamentable.
“Eso fue para la administración de Ramiro Suárez, a la gente le dieron casa y eso quedó solo, luego volvieron personas y se cayó otra vez el cerro. El miedo es que ellos se expandan y tumben algo de ese terreno y ocurra lo peor”, alertó un vecino.
Sin embargo, hace nueve años, aproximadamente, un grupo de personas comenzó a habitar esa zona de alto riesgo, sin tener en cuenta el peligro que corren.
Así llegaron
Muchas de las personas que llegaron al país sin nada, poco a poco, comenzaron a formar en esa zona cambuches elaborados con costales, plásticos y palos. Eran cerca de una docena de familias, de las más de 50 que actualmente habitan.
Poco a poco, más familias comenzaron a llegar o bien porque les dijeron que allí podían construir su nuevo hogar o porque arribaron a Colombia y se toparon con ese ‘gangazo’.
“Al inicio invadieron el cerro y eso es prohibido por el riesgo de deslizamiento. Esas personas fueron expulsadas y respetamos la zona para que no construyeran de manera arbitraria (…) Nosotros solo estamos haciendo un camino para salir porque nos toca por el monte. Acá hay niños y ancianos”, indicó Yuliana Guerra.
Actualmente, los pobladores de esa invasión viven en casas de tablas, en las que conviven con otras personas que habrían comprado los lotes a algunos de los damnificados (del primer deslizamiento de tierra) que no se atrevieron a construir nuevamente.
“Nosotros sabemos de los riesgos, pero nos toca porque dónde más vamos a vivir, además no hemos invadido porque le hemos comprado hasta en $1 millón los lotes a particulares, quienes hasta nos venden el agua”, indicó una residente.
Esas aparentes ventas han generado disputas entre los habitantes de la invasión con los residentes y sus vecinos, quienes quieren que no sigan construyendo y sean reubicados por la Alcaldía de Cúcuta.
En otras palabras, si ellos compraron los lotes, según muchos afirman, nadie puede correrlos porque estarían expulsándolos de su propiedad.
Comunidad inconforme
Miguel Arias, presidente comunal de Tucunaré, parte alta, explicó que no solo es un riego para quienes habitan esa zona, sino para los habitantes de los alrededores. Hay rumores –dijo- de personas que quieren tomarse a la fuerza los lotes donde antiguamente estaban casas, que aún le pertenecen a particulares.
“Pueden quedar mal esas personas, porque hay muchas ‘casas en el aire’, que están construidas en la parte alta del cerro, que no son de la invasión, y si la gente comienza a talar árboles y Dios no quiera, a escavar esa zona, se les puede venir la tierra encima”, añadió Arias.
El líder barrial aseguró que ha interpuesto varios oficios en despachos de la Alcaldía, para pedirles que intervengan prontamente en la reubicación de las personas y analizar la zona, para saber si hay un riesgo latente de derrumbes.
La Opinión consultó a Huber Plazas, secretario de Gestión del Riesgo de Cúcuta, para conocer de los riesgos que se corren al construir en la parte baja del cerro, tras varias llamadas y mensajes a WhatsApp, no hubo respuesta alguna.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/_Suscríbete_Aquí
