En la Fundación Hogar de La Esperanza, en el barrio El Contento de Cúcuta, la situación cambió después de la pandemia y debido a la inflación, no solo se redujo la mano de obra sino las cantidades de donaciones que reciben como caridad para brindar cobijo a los abuelos.

A esta época de sequía se ha sumado un mal mayor y es que personas inescrupulosas, aprovechándose de la buena fe de las personas, están estafando a nombre de la casa que alberga en el presente a 15 adultos mayores que fueron abandonados. 

La denuncia pública la hizo Miguel Ángel Beltrán, director del Hogar que tiene 22 años albergando a los más necesitados. Aunque esta es una situación que se viene reproduciendo desde hace algunos años, en el periodo reciente los casos han aumentado, dijo.

Ya perdió la cuenta de las personas que llegan a las puertas de la casa, ubicada en la avenida 11 con calle 15 de El Contento, para verificar si es cierta la información que recibieron vía telefónica, donde alguien que dice ser sacerdote ha pedido dinero a nombre de  la fundación.

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También hay quienes han pasado para verificar cómo fueron invertidos los fondos que dieron para financiar la atención de los abuelos en abandono o los que compraron bonos por montos que van desde los $200 hasta los $400 mil pesos.

“Eso viene ocurriendo desde hace un tiempo pero ya es algo que no se aguanta y todos me nombran a la misma persona que dice que es un sacerdote, yo no sé ni quién es esa persona porque nosotros no hemos recibido ni un peso de esos bonos”, agregó.

Las personas que han llegado a la fundación le han expresado que recibieron llamadas pidiendo donaciones, cuando ellos no organizan ninguna actividad por fuera de la casa para pedir dinero, ni venden bonos por medio de terceros. “Nosotros hacemos bazares aquí, con los abuelos, para que la gente venga y lo entregue en presencia de ellos”, explicó.

Desde hace más de cuatro meses, Beltrán se está haciendo cargo de la casa solo. Lo ayuda su madre que se vino de Bogotá para acompañarle y un hijo. Ella le ayuda con el café, limpia, sirve la mesa y está pendiente de los quehaceres; mientras el director cocina, los baña y los atiende. 

“Teníamos unas señoras que nos ayudaban, dos en la cocina y tres que colaboraban con la limpieza del Hogar, también ayudaban a bañar a los abuelos pero ya no teníamos como pagarles y se les debía dinero. En cuanto recibieron lo que se les debía se fueron”,  contó el director.

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Aunque hay empresarios, organizaciones, comerciantes y algunas empresas que siguen brindándole ayuda al Hogar La Esperanza, Beltrán ve con preocupación la manera como han mermado las donaciones y sus cantidades. 

“Ahora, como el aceite está caro la harina esta cara, todo está caro,  traen pero reducido, y si hay una persona estafando a la gente en nombre de la casa, aprovechándose de otros con ayudas que no nos llegan, será peor. Ya es hora de ponerle freno a esto”, dijo.

El director no ha denunciado ante la Fiscalía el caso porque dice que no tiene pruebas, más que las historias que le llegan de quienes se sienten burlados. “Hay unos que no se han dejado engañar porque les dicen que la casa está cerrada pero que necesitan donaciones.  Cuando llegan se dan cuenta que la Fundación existe, está funcionando y nosotros no estamos llamando a nadie”, agregó.

El hogar fue creado en el año 2000, y registrado en la Cámara de Comercio de Cúcuta, con la finalidad de atender a las personas de la tercera edad en estado de abandono. 

Algunos de los adultos mayores que llegan allí estaban en situación de calle, fueron abandonados por sus familiares o donde vivían no tenían los medios para mantenerlos.

Miguel Ángel Beltrán hizo un llamado a la colectividad para no caer en engaños y estar alerta ante los falsos misioneros que piden dinero en su nombre.

Recordó que están abiertos a recibir donaciones como medicinas, alimentos, ropa en buen estado o con trasferencia de dinero a las cuentas que pueden obtener visitando la Fundación.

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