En los últimos días, la Policía Nacional, una institución con 124 años de historia en el país, ha estado en el ojo del huracán por una serie de denuncias que van desde supuestos abusos sexuales que involucran a su director, el general Rodolfo Palomino, hasta millonarias compras de propiedades por oficiales de su círculo más cercano.
Aunque Palomino ha negado de manera categórica cualquier manto de duda sobre su comportamiento al interior de la institución que dirige y el origen de su fortuna, las averiguaciones adelantadas por diferentes periodistas prometen destapar un escándalo de proporciones insospechadas.
Sumado a esto, La Opinión conoció el testimonio de un alto oficial, cuyo nombre se reserva por cuestiones de seguridad, que denuncia cómo los ascensos al interior de esta institución pasaron de ser un reconocimiento a los uniformados con carreras intachables, a un pago de favores entre generales y políticos del orden nacional.
Según este uniformado, para el llamamiento a ascenso en los diferentes grados de oficial, se hace una junta especial en la que se reúnen todos los generales del país con el fin de analizar las hojas de vida de los postulados.
“La norma dice que se deben tomar 30 minutos como mínimo para la evaluación de una hoja de vida de un oficial con 25 años de carrera. En este caso se reunieron para definir la situación de ascenso de 144 mayores y 91 tenientes coroneles, es decir, 235 oficiales, y solo emplearon dos horas. Además, no asistieron todos los generales a la junta”, sostuvo el oficial, quien tiene en su poder las actas de la reunión en la que se ve que no todos los generales estuvieron presentes.
En su denuncia, el oficial sostiene que en la última junta de generales para definir los llamamientos a ascenso, no se tuvieron en cuenta las hojas de vida de algunos uniformados con más de 300 felicitaciones en su carrera y sin investigaciones pendientes o cerradas en su contra.
“En esa última junta dejaron por fuera a varios tenientes coroneles con una carrera brillante, intachable”, sostuvo.
De ese total de 91 tenientes coroneles, no llamaron a curso de ascenso a 21. Sin embargo, de los 70 que sí fueron llamados, hay 42 que tienen investigaciones penales y disciplinarias en curso y otros más cuyas investigaciones, del mismo orden, ya fueron archivadas, pero que por el simple hecho de haber estado inmersos en una investigación no podían ser tenidos en cuenta por encima de los que no tenían nada en sus hojas de vida, como finalmente terminó pasando.
Entre esos 42 oficiales hay un hermano del general Rodrigo González Herrera, comandante de la Región de Policía Número 4, y quien registra investigaciones pendientes; aún así, fue llamado a ascenso.
“Lo que se evidencia es que en esa junta no se evaluó nada, simplemente se llamaron a ascenso a oficiales por sus ‘caras’ o para pagar favores recibidos”, enfatizó el oficial denunciante.
Para este uniformado, últimamente en la Policía lo que se ha visto es que los llamamientos a ascenso se dan para pagar favores de generales con oficiales de menor rango que en algún momento le cubrieron algo o para congraciarse con alguna amistad política.
“A algunos generales que están siendo investigados les sirve que esos oficiales declaren a favor suyo y les sirvan de pantomima para librarse de los procesos que llevan en su contra”, recalcó.
Y es que, en sus palabras, lo que se está evidenciando en estos momentos al interior de esa institución es que “en el círculo de generales hay una pugna por el poder y cada uno de ellos está tratando de armar su propio grupo de respaldo para que lo sigan escudando”.
Inclusive, el oficial fue más allá al señalar que “los llamamientos son para los oficiales que son del círculo de los afectos del director Rodolfo Palomino y su grupo más cercano de generales. Si usted no está en la rosca de esos generales, usted no existe, usted no es nadie”.
Este oficial, junto a otros más que no fueron llamados a curso de ascenso, a pesar de contar con hojas de vida intachables, está convencido de que a la última junta se llegó con una lista previa de oficiales seleccionados para ser llamados a ascenso.
“La reunión fue solo por protocolo, allá no se analizó nada, ni se estudiaron como se debe las hojas de vida de todos los oficiales que podían ser escogidos”, sostuvo.
Al oírlo denunciar esta situación, sus palabras transmiten un descontento cada vez más generalizado entre oficiales que, como él, no ven con buenos ojos la forma como se están dando los ascensos.
Por esa razón, un grupo de tenientes coroneles que no fue llamado a curso (21), junto al de los mayores (32) que tampoco fue tenido en cuenta, está preparando una demanda para que se revisen sus hojas de vida nuevamente.
“En un par de años seremos testigos de los pagos de dinero, por concepto de estas demandas, que tendrá que hacer la Policía a estos uniformados. En los últimos 5 años, por demandas de este tipo, la Policía ha tenido que pagar cerca de 20 millones de dólares”, subrayó.
Finalmente, el oficial agregó que los uniformados que no fueron llamados a curso de ascenso pueden seguir en la institución, aunque ya no sea lo mismo, pues sus subalternos los ven con otra cara, como si fueran personas de menor valor, que no sirven y por eso no fueron escogidos.
“Todo eso cala en la mente de uno y algunos compañeros terminan con problemas siquiátricos por ver su carrera truncada y una cierta insubordinación de sus subalternos. La Policía se contradice porque si ve que uno no reúne los suficientes méritos para ser llamado a ascenso, ¿por qué no lo llama a calificar servicios? ¿Para qué lo mantienen a uno ahí, esperando nada, haciendo el ridículo?”, finalizó diciendo con la voz entrecortada por la rabia y la tristeza.