El judo en Norte de Santander ha sido históricamente un deporte de grandes alegrías y resultados. En el departamento se encuentra la primera judoca colombiana en asistir a unos Juegos Olímpicos en Atenas 2004, Johana Orozco Pallares, y se abre paso una camada de jóvenes deportistas que busca superar esta hazaña.
Cerca de 15 mujeres, entre los 10 y los 20 años, se dan cita cada semana en el coliseo Eustorgio Colmenares para llevar a cabo la práctica de este deporte. Han representado al departamento en Juegos Nacionales y torneos burbuja, donde sus habilidades cosecharon grandes resultados.
Valentina Rubio, Laudy Remolina, Danna Vera, Mabel Hurtado y Ángela Daza, son nombres que desde ya suenan como favoritas en las diversas competencias a donde llega el representativo nortesantandereano.
“Con el tiempo he visto lo que hace el judo y el deporte como tal en la vida de las personas, como contribuyente a la sociedad me gustaría dejar una huella en esa parte”, dice Valentina Rubio, deportista y entrenadora de esta disciplina en la ciudad.
Ella y varias de sus compañeras sienten este deporte de forma especial y gracias a su disciplina han logrado abrirse camino a través de las dificultades, como los prejuicios que se crean en la sociedad en contra de las mujeres que practican el judo y cualquier otro deporte que implique contacto físico.
Lea también: La primera judoca colombiana en los olímpicos
Laudy Remolina tiene 14 años y lleva tres en la práctica de este deporte. Ha competido numerosas veces dentro y fuera de la ciudad y en este tiempo ha podido sentir los señalamientos de un pequeño sector de la sociedad.
“Hay tabúes sobre el hecho de que la mujer no puede ser fuerte, pero al contrario, las mujeres nos adaptamos más rápido y podemos competir igual que los hombres sin perder nuestra delicadeza”, aclara Remolina, para quien además el apoyo familiar es fundamental en este proceso deportivo.
Danna Vera, campeona nacional PAD y una de las grandes exponentes del judo, considera que a sus 13 años el apoyo de sus padres ha sido un pilar fundamental en su desarrollo. A pesar de tener grandes resultados los auxilios económicos no son suficientes y en ocasiones recurre a su familia para que le sufraguen sus viajes.
“Un consejo es que es un arte marcial, es defensa personal que nos puede ayudar a las mujeres ya que nosotras necesitamos mucho cuidado”, añade Laudy Remolina quien además de su familia, cuenta con el apoyo de su círculo social más cercano.
Gracias a su experiencia como instructora de sus compañeras más jóvenes, Valentina ha tenido la posibilidad de acercarse al pensamiento de muchos padres de familia, a quienes invita a apoyar los sueños de sus hijas y a vencer los prejuicios que se crean alrededor de este deporte.
“Yo tengo 20 años y me siento muy femenina, he visto campeonas olímpicas entrenando todos los días y son mujeres muy femeninas, no se dejen meter en la cabeza la idea de que esto nos vuelve más masculinas”, concluye Valentina, quien sueña con seguir generando alegrías en su carrera deportiva.