Sábado, 14 de Junio de 2014
~Nada raro escuchar: “tómese esta vitamina que es bendito pa´eso” y, acto
seguido, sobre la mesa de noche habrá una cantidad de frascos llenos de
cápsulas de diversos colores, tamaños y texturas.~
Nada raro escuchar: “tómese esta vitamina que es bendito pa´eso” y, acto seguido, sobre la mesa de noche habrá una cantidad de frascos llenos de cápsulas de diversos colores, tamaños y texturas.
En las etiquetas y con un letrero grande se dice que son vitaminas A, E, C y Omega 3, este último es infaltable en la lista de la botica que muchos acostumbran crear.
Pero...¿quién las recetó? La respuesta es algo folclórica: una amiga, una tía, una vecina, mi abuelita. A ellas les sirvió, sí, pero con seguridad no tendrá el mismo efecto en otros, mucho menos si no fueron previamente prescritas por un especialista.
He ahí el primer argumento a desmitificar: el consumo de vitaminas para prevenir cualquier tipo de enfermedad no tiene utilidad, así lo señala Julián Ramírez, internista del Hospital Universitario San Vicente Fundación.
“Esto salvo algunas excepciones, pues solo pueden beneficiarse aquellos pacientes que tengan un cuadro de malnutrición”, indica.
Ninguna es más importante que la otra. Las vitaminas son indispensables para la vida, la salud y la actividad física cotidiana.
“Una persona que tenga funcionando en óptimas condiciones los sistemas absortivos de vitaminas no requiere en ningún momento del consumo de ellas. Se calcula que solo el 0.5 por ciento de los pacientes tiene problemas de absorción y para ellos, el especialista debe mandar específicamente la vitamina que requiere”, explica el internista Jorge Mario Villa.
Así las cosas, si usted es de los que tiene la mesa de noche o la alacena llena de tarritos, es mejor que renuncie a ellos porque según algunos expertos, el consumo de ellos sin prescripción médica no es más que un asunto comercial.
La razón es que el consumo necesario de vitaminas está incluido en una alimentación balanceada. Comer frutas, vegetales, proteínas y todos los grupos de alimentos de manera equilibrada permite que una persona en condiciones normales no requiera de suplementos vitamínicos.
Siempre y cuando el cuerpo no tenga ningún problema de absorción, el exceso de vitaminas se excreta a través de la orina y la materia fecal.
En el caso contrario, si los sistemas fallan es posible que ocurra una intoxicación por vitaminas o hipervitaminosis, que es el nombre médico que se le da a la toxicidad derivada del exceso de una vitamina.
“En general, lo que hoy se ofrece en el mercado son mezclas de vitaminas y antioxidantes que vienen preparados. Cuando no se necesitan y se empiezan a tomar en dosis altas, los pacientes empiezan a tener cuadros gastrointestinales con síntomas como dolor abdominal, cólico, diarrea, náuseas, vómito y en algunos casos, puede causar cambios en la presión arterial o taquicardia, pero lo que se presenta con más frecuencia son cuadros gastrointestinales”, explica el toxicólogo Hugo Gallego.
Advierte Julián Ramírez que el consumo de vitamina E, por ejemplo en pacientes sin deficiencia de ella, puede provocar la aparición de cáncer de próstata, según lo señalan estudios. “Sin embargo, el consumo excesivo de estas sustancias puede ocasionar diversas complicaciones y eso dependerá del tipo de vitamina que se consuma”, explica.
La cirrosis, en algunas ocasiones, también es una enfermedad ocasionada por abuso de hierro que se acumula en el hígado. Los excesos de vitamina A pueden causar daño hepático y renal, el de B12 aumento en la producción de glóbulos rojos y producir trombosis, y en el caso del Omega 3, “surgió el boom de que servía para tener los niveles de colesterol y dislipidemia más controlados; sin embargo, no existe un estudio que lo haya demostrado. Además, no existen suficientes salmones para extraer esta sustancia y sacar todas las cápsulas que hoy existen. Algunos se han analizado y se ha descubierto que tienen aceite de cocina”, advierte Jorge Mario Villa.
Cómo tratar la hipervitaminosis
Señala el toxicólogo Hugo Gallego que si los síntomas corresponden a sobredosis de vitaminas, al suspender el consumo de ellas desaparecen los efectos, “pero para estar seguros es mejor consultar con el médico y evaluar que los síntomas no correspondan a algo más”, aclara.
Los excesos
-La E puede dar cuadros gastrointestinales con flatulencias, alteraciones en el riñón, en el hígado y alterar las plaquetas.
-La B6, problemas sensitivos en los nervios.
-La C, ocasionar cálculos renales.
Nada raro escuchar: “tómese esta vitamina que es bendito pa´eso” y, acto seguido, sobre la mesa de noche habrá una cantidad de frascos llenos de cápsulas de diversos colores, tamaños y texturas.
En las etiquetas y con un letrero grande se dice que son vitaminas A, E, C y Omega 3, este último es infaltable en la lista de la botica que muchos acostumbran crear.
Pero...¿quién las recetó? La respuesta es algo folclórica: una amiga, una tía, una vecina, mi abuelita. A ellas les sirvió, sí, pero con seguridad no tendrá el mismo efecto en otros, mucho menos si no fueron previamente prescritas por un especialista.
He ahí el primer argumento a desmitificar: el consumo de vitaminas para prevenir cualquier tipo de enfermedad no tiene utilidad, así lo señala Julián Ramírez, internista del Hospital Universitario San Vicente Fundación.
“Esto salvo algunas excepciones, pues solo pueden beneficiarse aquellos pacientes que tengan un cuadro de malnutrición”, indica.
Necesarias para vivir
Ninguna es más importante que la otra. Las vitaminas son indispensables para la vida, la salud y la actividad física cotidiana.
“Una persona que tenga funcionando en óptimas condiciones los sistemas absortivos de vitaminas no requiere en ningún momento del consumo de ellas. Se calcula que solo el 0.5 por ciento de los pacientes tiene problemas de absorción y para ellos, el especialista debe mandar específicamente la vitamina que requiere”, explica el internista Jorge Mario Villa.
Así las cosas, si usted es de los que tiene la mesa de noche o la alacena llena de tarritos, es mejor que renuncie a ellos porque según algunos expertos, el consumo de ellos sin prescripción médica no es más que un asunto comercial.
La razón es que el consumo necesario de vitaminas está incluido en una alimentación balanceada. Comer frutas, vegetales, proteínas y todos los grupos de alimentos de manera equilibrada permite que una persona en condiciones normales no requiera de suplementos vitamínicos.
Llega la intoxicación
Siempre y cuando el cuerpo no tenga ningún problema de absorción, el exceso de vitaminas se excreta a través de la orina y la materia fecal.
En el caso contrario, si los sistemas fallan es posible que ocurra una intoxicación por vitaminas o hipervitaminosis, que es el nombre médico que se le da a la toxicidad derivada del exceso de una vitamina.
“En general, lo que hoy se ofrece en el mercado son mezclas de vitaminas y antioxidantes que vienen preparados. Cuando no se necesitan y se empiezan a tomar en dosis altas, los pacientes empiezan a tener cuadros gastrointestinales con síntomas como dolor abdominal, cólico, diarrea, náuseas, vómito y en algunos casos, puede causar cambios en la presión arterial o taquicardia, pero lo que se presenta con más frecuencia son cuadros gastrointestinales”, explica el toxicólogo Hugo Gallego.
Advierte Julián Ramírez que el consumo de vitamina E, por ejemplo en pacientes sin deficiencia de ella, puede provocar la aparición de cáncer de próstata, según lo señalan estudios. “Sin embargo, el consumo excesivo de estas sustancias puede ocasionar diversas complicaciones y eso dependerá del tipo de vitamina que se consuma”, explica.
La cirrosis, en algunas ocasiones, también es una enfermedad ocasionada por abuso de hierro que se acumula en el hígado. Los excesos de vitamina A pueden causar daño hepático y renal, el de B12 aumento en la producción de glóbulos rojos y producir trombosis, y en el caso del Omega 3, “surgió el boom de que servía para tener los niveles de colesterol y dislipidemia más controlados; sin embargo, no existe un estudio que lo haya demostrado. Además, no existen suficientes salmones para extraer esta sustancia y sacar todas las cápsulas que hoy existen. Algunos se han analizado y se ha descubierto que tienen aceite de cocina”, advierte Jorge Mario Villa.
Para saber más
Cómo tratar la hipervitaminosis
Señala el toxicólogo Hugo Gallego que si los síntomas corresponden a sobredosis de vitaminas, al suspender el consumo de ellas desaparecen los efectos, “pero para estar seguros es mejor consultar con el médico y evaluar que los síntomas no correspondan a algo más”, aclara.
Los excesos
-La E puede dar cuadros gastrointestinales con flatulencias, alteraciones en el riñón, en el hígado y alterar las plaquetas.
-La B6, problemas sensitivos en los nervios.
-La C, ocasionar cálculos renales.