Ubicados en una colina de la Comuna 6 de Cúcuta, los habitantes del barrio Cumbres del Norte desde hace tiempo se vienen sintiendo en riesgo, no por alertas de deslizamiento en su zona, sino por la preocupante escalada de la inseguridad que los ha azotado los últimos años, motivo por el que el transporte público prefiere no ingresar.

Pero quienes sí están en riesgo de un posible desastre son los habitantes del asentamiento Nueva Ilusión, donde las fallas geológicas se han agudizado por las lluvias recientes. Como medida preventiva, Gestión del Riesgo entregó 79 kits de emergencia mientras evacúan a las familias.

Y no solo en Cúcuta se presentan esta clase de problemas, también en Villa del Rosario, como es el caso del barrio Antonio Nariño, donde algunas calles, por estar cerca a una colina, poco a poco han sido reclamadas por la tierra. Dividido en dos sectores, la parte alta de este barrio desde hace años que se siente en abandono.

Mientras tanto, en Santander, otro barrio del mismo municipio, motivados por cambiar el rostro de su sector, los habitantes adelantan iniciativas para disminuir la inseguridad, apoyados por la Policía Nacional y despachos municipales.

Hacia la Comuna 7, se encuentra San Jerónimo, donde a sus residentes les urge un canal de aguas negras, pues solo en cinco de las diez calles y tres avenidas de este barrio existe alcantarillado, las demás cuadras han tenido que buscar otras alternativas para evitar inundarse.

Por último, La Opinión llegó a Nueva Esperanza, un barrio pequeño que necesita atención en sus zonas oscuras, debido a que la falta de iluminación se está convirtiendo en un grave problema.

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