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Paseo Rojo y Negro de Atalaya alcanza un deterioro total
Inseguridad, daños al espacio público y consumo de alucinógenos son los males arraigados a este sendero.
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Ronaldo Medina
Ronaldo Medina
Jueves, 11 de Marzo de 2021

Una de las obras más representativas de la ciudadela Juan Atalaya, que en otros tiempos llenaba de orgullo a los habitantes por ser homenaje a la ciudad y al equipo motilón, hoy se encuentra en condiciones precarias.

Inseguridad, consumo y venta de drogas, entre otros males, son los únicos dueños de este espacio público que se extiende por la avenida principal de Atalaya como una réplica al muy conocido Malecón de la avenida Libertadores.

Luego de una inversión superior a los 5 mil millones de pesos, de acuerdo con líderes comunales, la poca cultura ciudadana de los mismos cucuteños, sumado al abandono y la falta de mantenimiento por parte de la administración local, sumieron el lugar  en las deplorables condiciones en que se encuentra.

Parece el baño público de las personas en condición de calle. Ellos vienen, hacen sus necesidades aquí y nos dejan malos olores, contaminación ambiental y una desagradable repulsión al pasar por allí en cualquier momento”, relató Andrés Camargo, residente de la comuna.

Estos mismos habitantes de calle se apoderan de las bancas y del puente que conecta los extremos de la doble calzada. Con intenciones delictivas, se agrupan en bandas entre 8 y 10 personas en las entradas y salidas para observar quiénes pasan por el puente, con qué artículos personales y en compañía de quién.

En otras ocasiones se desplazan por lo largo del Paseo Rojo y Negro en grupos de 3 y 4 personas para sumirse en el consumo de alucinógenos.

En el recorrido por el sector, el equipo periodístico de La Opinión fue testigo de numerosos focos de consumidores de droga, quienes se inyectaban nacóticos en la orilla de la calle, a plena luz del día, mientras que niños, jóvenes y adultos no tenían más remedio que transitar por allí llenos de temor.

La comunidad se pregunta: ¿qué se le puede responder a un niño cuando pregunta por lo que esas personas están haciendo allí? ¿Qué ejemplo le deja este panorama a los más pequeños?

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Bancas, barandas y cestos 

En su mayoría, las bancas que hacen parte del Paseo Rojo y Negro se han desmoronado por daños en el concreto, dejando en su lugar peligrosos picos y varillas cortopunzantes. El metal en los espaldares, está lleno de óxido.

Por factores ambientales como el sol y el agua, las barandas que separan la doble calzada del andén ya no son rojas, sino grises.

Por otro lado, los adoquines se han levantado en algunos tramos a causa de las raíces de los árboles; en otros, se han tapado por la maleza a su alrededor. Hay sectores que están en tierra, y cuando llueve, los andenes se convierten en una laguna de lodo que obstaculiza el paso.

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¿Zona verdes?

Según Camargo, personas sin sentido de pertenencia arrojan basuras y escombros en las zonas verdes, a los costados del sendero, inconscientes del terrible daño ambiental que causan.

“Llamamos la atención a los entes administrativos para que le den una mano urgente al Paseo Rojo y Negro, que se encuentra en emergencia en todos los sentidos”, apuntó el vocero.

También agregó que, aunque el personal de aseo se encarga de barrer los andenes dos veces a la semana, aún no se ha hecho nada por los desechos a los extremos de estas zonas naturales.

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Escenarios deportivos

Los tubos de las rejas están caídos y podridos. Las mallas de pita que sostienen los arcos de fútbol, al igual que las mallas de hierro de las cercas, están rotas y solo quedan grandes huecos por donde los balones se suelen ir en medio de los partidos.

Como las canchas están ubicadas al lado de la doble calzada, los balones dan a parar a la avenida principal y obstaculizan el tránsito de automóviles y motocicletas.

Si bien no ha ocurrido un accidente grave hasta la fecha, la comunidad teme que suceda tarde o temprano y algún carro se desvíe o un motorizado se caiga. O, peor, que un niño sea atropellado por intentar atrapar el balón.

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En oscuridad

Las lámparas instaladas no funcionan en la mayoría de la zona, lo que causa que la noche sea un caos total para transitar. Y, en la oscuridad, el Paseo se presta para actos delictivos de toda índole.

Ante esto, la comunidad solicita a la administración municipal la contratación de vigilancia privada o la presencia constante de la Policía Metropolitana para mayor tranquilidad al circular.

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¿Y el resto?

Camargo señaló que otra problemática es que el Paseo Rojo y Negro no se terminó. Al lado de la redoma del barrio Claret, hacia donde se encuentran tres canchas y el patrinódromo, no hay nada; a mano izquierda, frente a Bomberos, por donde está la cancha La Bombonera, tampoco.

Luego de indagar con diferentes entidades como Planeación y secretarías municipales, se logró conocer que el área encargada del mantenimiento del lugar es la Secretaría de Infraestructura.

Sin embargo, respondieron que el Paseo Rojo y Negro no es un lugar priorizado en el plan de obras de adecuación para este año 2021.

En cambio, se le ha dado importancia a otras zonas de la ciudad en acciones de bacheo, pavimentación, reconstrucción de vías y la millonaria inversión al nuevo puente Mariano Ospina Pérez, que comunicará a los corregimientos de Agua Clara y Guaramito.

“Hemos recibido quejas de lo que pasa en el Paseo Rojo y Negro, y si bien sabemos que es importante, por ahora no se ha contemplado una inversión al lugar. Esperamos que se abra la posibilidad de recuperación para el 2022”.

Mientras tanto, la comunidad afectada por estas crecientes problemáticas esperan que se refuerce la seguridad.

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