Desde hace mucho tiempo, la Comuna 10 de Cúcuta se siente golpeada por el abandono de las administraciones municipales. Uno de los barrios más afectados es José Antonio Galán, o Galán, como es conocido popularmente por sus habitantes, al punto que se sienten inseguros en sus propias casas.
Sus 54 años de historia no han sido suficientes para que los mandatarios de turno, tanto de la Alcaldía como de la Gobernación, además de la Policía Nacional, se apersonen del preocupante desborde de prostitución, microtráfico, inseguridad, contaminación ambiental y proliferación de habitantes de calle.
Esto ha llevado, incluso, a los líderes comunales a enviar comunicados a la opinión pública en los que advierten que, de no darle una pronta solución a este abanico de problemas, se verán obligados a tomarse la justicia por sus propias manos, como ha sucedido en los barrios Belisario y La Libertad.
“Hubo un tiempo en que esto era controlado por pandillas y se sabía de las conocidas fronteras invisibles; estamos hablando de los 90. Luego llegaron las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) y tomaron el control, hasta su desmovilización”, relató Jhon Corredor, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Aunque la inseguridad ha sido un problema de toda la vida, ahora, según el líder comunal, lo más alarmante son los focos de drogadicción en los que los jóvenes y niños están siendo obligados a crecer. La presencia de ‘ollas’ permite que se consigan los estupefacientes en diferentes lugares y a cualquier hora.
A esto se le suma el hurto, un enemigo público que, como comenta Corredor, ya tiene horarios.
"En la mañana y en la tarde son los robos en moto, ahí le quitan a las personas celulares, bolsos o lo que lleven a la mano. Por la noche son los hurtos a las casas, contadores, las tapas de los medidores, los sistemas de cableado".
El presidente de la JAC dijo que, a pesar de que la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) les ha prometido mayor control en zonas críticas, eso no ha pasado de palabras.
“El anterior comandante (José Luis Palomino) nos dijo como tres veces que nos iba a mandar un CAI móvil y aquí lo estamos esperando todavía”, contó.
La raíz de todos los males
En límites entre los barrios Galán y Santander se encuentra el Hospital Mental Rudesindo Soto, un asilo psiquiátrico inaugurado en 1942, que aunque ha sufrido varias remodelaciones, aún mantiene su estructura. Según Jhon Corredor, en esta institución se ha adelantado un programa de entrega de metadona para la población consumidora de heroína.
La comunidad denuncia que, mientras quienes llegan a reclamar el medicamento hacen las filas, algunos aprovechan para armar grupos afuera del hospital y consumir otro tipo de drogas. Esta situación aumenta la incertidumbre y el temor entre los habitantes de la zona.
Desde la dirección del Hospital Mental expresaron que son conocedores de la situación y que están articulando con la Policía Metropolitana de Cúcuta para establecer un mayor pie de fuerza en el sector. De igual forma, gestionaron con Alumbrado Público el cambio de unas luminarias, con el propósito de darle mayor iluminación a la entidad médica.
Escenarios deportivos
De acuerdo con la comunidad de Galán, a pesar de que cuentan con varios escenarios para el deporte y fomentar la cultura, no han sentido el apoyo suficiente para explotar su riqueza, por lo que algunos quedaron sumidos en el abandono y hasta pasaron a ser focos de drogadicción.
Uno de los lugares más críticos es el polideportivo, inaugurado en 2018, y cuya inversión fue de más de $200 millones por parte de la administración de César Rojas. El escenario cuenta con una cancha de fútbol, tablero de básquetbol y una pequeña tribuna. Sin embargo, la queja de las personas que viven cerca es que no han tenido el apoyo del Instituto Municipal de Recreación y Deportes (IMRD), para la implementación de escuelas deportivas.
“El deporte y la danza pueden hacer parte de las actividades que ayuden a distraer a los jóvenes y alejarlos del mundo de las drogas y delincuencia en la que están inmersos, pero siempre que anuncian algo desde la Alcaldía, el programa dura tres meses y los muchachos quedan sin hacer nada”, manifestó un habitante del barrio.
Tras consultar con Óscar Montes, director del IMRD, el funcionario confirmó que esa situación ha ocurrido en años anteriores y que por eso trabajan en mejorar la respuesta a la comunidad.
“Estamos trabajando en la selección de talentos y las escuelas deportivos. Sabemos que el proceso no puede ser de tres meses y vamos a garantizar que cuando empiece sea un trabajo continuo”, dijo el funcionario.
Lo positivo
Como lo señalan sus habitantes, el histórico barrio Galán también tiene cosas buenas por resaltar. El estar rodeado de tiendas y supermercados les ha dado la ventaja de tener todo a la mano, sin necesidad de desplazarse a otros sectores para conseguir los elementos de primera necesidad.
También cuentan con el Centro de Desarrollo Infantil (CDI) Blanca Nieves, para la formación de niños hasta tres años, la escuela Las Angustias y otros dos colegios dotados y en óptimas condiciones para educar a los más pequeños.
Allí también funcionaron las salas de cine Carlos Ramírez París, hasta los años 90, cuando pasaron a ser un templo cristiano, que ahora está cerrado. La comunidad pide a la administración que recuperen la propiedad para reavivar el deleite del séptimo arte.
Zona de alto riesgo
La parte alta del barrio se encuentra en zona de alto riesgo de deslizamiento. Con la temporada de lluvias de noviembre, los muros de contención se alcanzaron a quebrar al punto que quienes viven en este sector, temieron por sus vidas. Ahora piden a la Secretaría de Gestión del Riesgo que se apersone de la situación.