Con motivo del cierre del Puente Benito Hernández, más conocido como San Rafael, la movilidad se trastornó severamente puesto que todo el flujo vehicular desde y hacia el Municipio Los Patios, es desviado en dirección a la Avenida Cero y cuando se satura (todos los días a las horas pico) el desvío es hasta San Mateo.

Al principio se observó presencia de la Policía de Tránsito y algunos funcionarios de la Secretaría de Tránsito de Los Patios. Los últimos se ubicaron en dos sectores de la vía que conecta al sitio conocido como Pinar del Río y la glorieta en homenaje al Padre Rafael García Herreros.

Apenas la luz del sol se oculta, encienden sus linternas con conos de colores para poder ser observados, regulando el flujo vehicular en el sitio predilecto por los vehículos de servicio público tipo buseta, para detener la marcha en espera de información de las personas que derivan su sustento, avisando cuántos minutos distan del último automotor de la misma ruta que pasó por ese sitio.

Las bocinas de los demás vehículos son de poca importancia para los conductores de buseta, pero cuando la ecuación se invierte, quisieran pasar por encima de lo que sea. En cuanto a la autoridad operativa de tránsito, recalco que su interés es poco por el manejo del flujo vehicular, porque en las horas que más se necesitan, son poco visibles o mejor: invisibles.

Es entendible que la radiación solar es realmente insoportable, pero lo anterior no quiere decir que puedan ocuparse en revisar el chat de sus teléfonos celulares y mientras tanto, aparece el enfrentamiento de conductores que en franco desespero, se convierten en una amenaza frente al volante, puesto que no les importa respetar quien lleve la vía.

A los representantes de nuestra querida institución se les olvida que son cientos de automotores que pasan por el sector encomendado a vigilar, pero en lugar de detectar al despistado que olvidó atender el pico y placa o placa – día, debieran propender por aplicar las sanciones a cientos de vehículos que se mueven por el Área Metropolitana, contaminando el aire que es de todos. 

Aún faltan más de 50 días para normalizar la situación y sin ser pesimista, los trabajos pueden dilatarse aún más por inconvenientes de tipo constructivo que a veces no son apreciados en los planos y mientras tanto nos seguiremos preguntando: ¿Y dónde está el Policía?