Los organizadores de las fiestas decembrina y de carnavales no quieren entender que en la ciudad no hay tradición ganadera, y que si hay afincados, las haciendas las tienen en el vecino departamento de Cesar.
Mientras que en ciudades capitales como Medellín y Cali, por citar solo estas dos, se han prohibido las cabalgatas, debido a la presión que ejercen los animalistas, y a que se ha comprobado la tortura que sufren los indefensos corceles al transitar por vías pavimentadas, en Ocaña no hay dolientes, y nos gusta el bochinche que arman los ‘caballistas’.
El cuestionado y brutal evento está dentro de los puntos programados para la conmemoración de los 448 años de fundación de nuestra ciudad, el próximo viernes 14 del mes en curso y desde ya nos imaginamos lo que ocurrirá luego del desfile por las calles céntricas, cuando comience a llegar la noche.
Los jinetes, llenos de licor, obligarán a sus bestias a subirse a los andenes y parques, amenazando la integridad de peatones, sin que la policía pueda controlar el desorden que se genera en el cierre del controvertido certamen.
Como caso curioso, en Ocaña no solo desfilan los criadores de caballos o sus dueños, dentro de un ambiente de democratización, los peones o vaqueros alquilan los corceles para exponer sus destrezas como chalanes.
Ojalá las autoridades de tránsito hayan diseñado un plan vial de contingencia para evitar que los numerosos automovilistas y motociclistas que circulan por las calles más frecuentadas provoquen los incómodos y peligrosos tacos, amén de los accidentes que podrían generar los caballos asustados.
Dejando a un lado la temida y riesgosa cabalgata, durante el homenaje que se le rendirá a la segunda ciudad de Norte de Santander en la noche de pasado mañana, se anunció la condecoración de la Policía Nacional por parte de la alcaldesa Miriam del ocorro Prado Carrascal y no se sabe a razón de qué, porque por el contrario, localmente hay mucha inconformidad por la inseguridad que se siente en la mayoría de los barrios, por la ola de atracos que seguramente aumentará durante las festividades.
Otro certamen que ha despertado controversia es el desfile de los genitores, pues a través de las redes sociales se invita a una protesta contra los organizadores del tradicional certamen, aduciendo que de él se ha adueñado una familia y se exigirán cambios en su contenido y organización.
Una medida que viene socializando la actual administración municipal es la concentración de los carnavales en la plaza de ferias ubicada en el norte, y la extensión de la también polémica zona cero, desde el parque de San Francisco hasta la plazoleta de Martinete, y que las presentaciones musicales se hagan con grupos reconocidos, con la organización de empresarios serios que garanticen el orden y el buen comportamiento de los celebrantes.
Respecto al uso del agua potable, mejor dicho, el derroche del valioso líquido, se especula con la reducción de los días, pero no se anuncia ninguna medida para evitar que ante la prohibición, los desadaptados usen todas las sustancias que encuentren a su paso para agredir a las personas que disfrutan de la juerga.
Los bailes privados que anuncian con las mejores orquestas de Venezuela, Los Melódicos y la Billos Caracas Boys (o por lo menos con los que sobreviven o sus reemplazantes), suenan como los únicos atractivos para las fiestas navideñas de nuestra ciudad.