La votación del domingo 29 de mayo se tradujo en un cambio generado por el pueblo, cansado de ver como saquean los dineros del erario público, ante la mirada impávida y la falta de sentencias  que pongan coto a tan irregular situación.

Hace cuatro años a raíz de los resultados electorales señalaba la necesidad de cambiar desde el Congreso y el gobierno en sus diferentes estamentos, por el avance de  Petro  advirtiendo que seguir en las mismas se traduciría en un cambio peligroso para Colombia dado el avance del socialismo.

No significa lo anterior, que todos los votantes de Colombia Humana sean de izquierda, sino inconformes ante los resultados tan pobres en la gobernabilidad del país y una creciente desigualdad social.

El golpe al candidato de la derecha significa el cansancio, hastío del pueblo, de ver cómo se maneja la Nación, sin resultados positivos para frenar la corrupción. 

Causa grande de inconformidad fue la presentación del proyecto de Reforma Tributaria en plana pandemia, error inmenso del presidente, que exacerbó los ánimos, sirviendo en bandeja de plata las condiciones para exteriorizar los gobernados su total rechazo aunado a los aspectos fundamentales para votar en contra de un hombre que luchó por unir la Nación estérilmente.

Y las denuncias sobre las ayudas, como latas de atún con precio real de 4.800 en la pandemia,  se presentaban como adquiridas a  20.000 pesos y no se han visto resultados concretos, solo en cargos intermedios, quedando los autores intelectuales indemnes.

Quedan dos candidatos: uno exguerrillero, signado por el odio, la división de clases, populismo, violencia de la primera línea,  teniendo conocimiento de la problemática nacional pero sin dar soluciones concretas, expresando que no va a expropiar afirmación refrendada ante notario carente de validez,  en contravía con el derecho de quienes las adquirieron con sacrificios; recordemos que en  campaña anterior hablaba de implementar las políticas económicas de Chávez que destruyeron el vecino país, hoy acompañado de personajes como Benedetti, Barreras, Piedad Córdoba, y el grupo de Santos clase política tan criticada..

El otro habla de combatir la corrupción, reducir el gasto público, caracterizado por el despilfarro por la cabeza del país, con gastos inmensos diariamente, mientras el pueblo aguanta  física hambre; habla de posesión austera, venta de carros de escoltas que hasta la gasolina les dan y ayudar a los estudiantes endeudados con el Icetex.

El país necesita un giro y están los vientos de cambio con un santandereano frentero, que por su edad, puede meterse por la calle del medio, sin temores, señalando que desea ver su país en mejores condiciones.

Debe establecer férreos controles a la contratación para eliminar el CVY.

Se requieren reformas inmediatas, de la justicia, con una logística y acompañamiento de personas de otras áreas que permitan esclarecer las cuentas en materia contable, por ser los jueces abogados y requerir asesoramiento, un cuerpo investigativo idóneo así como el Inpec, aspirando el pueblo a la reducción del Congreso y más oportunidades para los jóvenes. No más politiquería clama el pueblo.  Independencia de los órganos de control.