Esta semana el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) dio a conocer las cifras relacionadas con la pobreza monetaria con que terminó el año 2019. Según este informe la pobreza monetaria, personas que ganan menos de $327.674 al mes, subió de 34.7 por ciento a 35.7 por ciento respecto a 2018, quedando un total de 17. 4 millones de personas en esta situación. La pobreza extrema, personas que ganan menos de $137.350 al mes, pasó de 8.6 hasta 9.6% para llegar a 4.6 millones de personas. Cúcuta se ubica a la cabeza de las regiones urbanas con desempeño más preocupante.
Pero en 2019 se dieron otras cifras preocupantes como el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que apenas llegó a 3.3 por ciento y la tasa de desempleo que se ubicó en 10.5 por ciento. Esto contribuye a la preocupación de las perspectivas económicas de nuestro país. Según los analistas, la pobreza monetaria podría llegar este año a 49 por ciento, con el consecuente crecimiento de la pobreza extrema.
Y como si los datos anteriores no fueran suficientes para generar preocupación, el miércoles se inició la minga indígena desde Cali con destino a Bogotá. Según la Real Academia la minga es una reunión de amigos y vecinos para hacer algún trabajo en común. Funciona para darse a conocer ante el mundo.
En los últimos años los indígenas de Colombia han utilizado este mecanismo para ser escuchados y encontrar con el gobierno de turno un espacio para manifestar sus inconformidades. Se estima que cerca de 10.000 indígenas hacen parte de esta minga.
Aun recordamos la masiva minga de 2008 en la que participaron cerca de 45.000 indígenas de diferentes etnias con una duración de 60 días y un recorrido muy parecido al actual. Las razones de la marcha eran las de exigir que el presidente Álvaro Uribe los escuchara.
Según la ministra del Interior, Alicia Arango, cabeza del equipo de negocios del Gobierno Nacional, la actual minga indígena es de carácter político.
La preocupación nacional crece por la amenaza que para la salud pública representan las aglomeraciones y por el provecho que puedan sacar los revoltosos para generar desorden. Como era de esperarse, la minga enfrenta al gobierno nacional y a la alcaldesa de Bogotá, por la logista de recibimiento de los miembros de las comunidades indígenas. ¿Quién los atenderá?
