Colombia, como otros países latinoamericanos, no debe ser indiferente frente a los resultados de las elecciones norteamericanas en noviembre. Las implicaciones para nuestro país y para nuestros connacionales que viven allá, serán completamente distintas. El triunfo de Trump sería gravísimo.
Hay que destacar que Hillary conoce a Colombia, ha visitado el país en muchas oportunidades, aprecia las calidades de los colombianos y tiene relaciones muy positivas con dirigentes nuestros, en diferentes áreas. Ese conocimiento facilitará el fortalecimiento posterior de las relaciones bilaterales políticas, económicas y sociales. Dudo que Trump conozca siquiera dónde está situado nuestro país en el mapa, o que haya pisado nuestro territorio.
Hillary ha expresado su admiración por los esfuerzos del gobierno de Presidente Santos de sentarse con las FARC para buscar la finalización del conflicto. Respaldará y defenderá los aportes económicos prometidos por el gobierno de Obama para iniciar la implementación del eventual acuerdo de paz, por una suma superior a US$400 millones. Después vendrían otros aportes económicos y de asesoría. Por el contrario, Trump eliminaría esas donaciones del presupuesto. Bajo su lema “America First” (América Primero), ha enfatizado que terminará los programas dirigidos a la reconstrucción de otros países, y a fortalecer sus democracias y su gobernabilidad.
Trump es un racista inocultable. Desprecia a los latinos y los considera inferiores, a pesar de que los emplee en sus proyectos pagándoles salarios bajos. Con eso aumenta sus utilidades. Si es elegido, lo cual es todavía una posibilidad aterradora, comenzará persiguiendo sin piedad a los indocumentados, para luego hacerle la vida difícil a los demás migrantes, así se encuentren de manera legal en los Estados Unidos. Sobre esto no podemos llamarnos a engaño.
Hillary, por el contrario, aprecia a los latinos y admira su capacidad de trabajo. Los Estados Unidos, desde siempre, ha sido un país de migrantes. Hillary sabe que ellos han contribuido decididamente a la grandeza y fortaleza de ese país. Si gana, anunció que buscará redoblar los esfuerzos y los recursos para que los migrantes se integren más profundamente a la vida del país. Comenzaría su mandato buscando una reforma a las normas sobre migraciones, que facilite el camino para que los indocumentados se legalicen y abra canales para que puedan nacionalizarse.
Trump se ha declarado enemigo de los tratados de libre comercio suscritos por los Estados Unidos con otros países o grupos de países. Haría uso de los poderes presidenciales para eliminarlos. Por supuesto, el acuerdo existente con Colombia, que ha permitido el aumento del comercio entre los dos países y creado oportunidades de exportación para las empresas colombianas, desaparecería de un plumazo. Los impactos para la economía y el empleo en el país serían graves.
Aunque en su primera campaña presidencial frente a Obama Hillary expresó su oposición al acuerdo comercial EEUU-Colombia, posteriormente modificó su posición y, como Secretaria de Estado, apoyó decididamente el tratado frente a la opinión pública y el congreso para que fuera aprobado. De llegar a la presidencia, fortalecería las relaciones económicas entre nuestros dos países.
Wall Street y, en general los inversionistas nacionales e internacionales, está aterrados por la posibilidad de que Trump gane las elecciones. Saben que es un ignorante, que desconoce los principios del complejo manejo de la economía, no tiene asesores serios en temas económicos e internacionales, no escucha y se deja llevar por sus impulsos más primarios. Un eventual triunfo del constructor, desestabilizaría los mercados, paralizaría las inversiones y podría crear una ola de pánico que se extendería internacionalmente y conduciría a una gran recesión mundial. Colombia y América Latina, se verían profundamente afectados.
Confío en que Hillary Clinton, la persona mejor preparada en este momento para ejercer la Presidencia de un país tan importante como los Estados Unidos, se imponga sobre Trump. Pero hay mucha gente que rechaza a Hillary o le tiene desconfianza. Esos grupos pueden votar de manera emotiva e irresponsable, con tal de frenarla. Por supuesto, frente a Hillary existe también una reacción machista no confesada. Ojalá que la racionalidad termine por imponerse y se le dé la oportunidad de gobernar a esta brillante y luchadora mujer. Ya es hora.