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Tierra Santa no tan santa
Tierra Santa ha sido invadida por todos los imperios y es hoy un nodo geopolítico central.
Sábado, 15 de Abril de 2023

Tierra Santa y en específico Jerusalén es un crisol donde se funden religiones, grupos étnicos, motivos geopolíticos, estilos económicos que se retroalimentan para crear tipos culturales históricamente enfrentados y con visiones "absolutas" del mundo que conlleva a buscar la eliminación del contrario, que en jerga religiosa puede ser un hereje o un infiel.

Y es que las religiones no son cuerpos compactos de doctrina, sino que se han atomizado del tronco principal y se han acusado mutuamente de herejía. En el cristianismo están los católicos presentes en Tierra Santa a través de la orden franciscana. Pero están los ortodoxos, armenios, griegos, rusos, coptos, etíopes, principalmente, a más de los protestantes y evangélicos. En el islam la gran división árabe es entre chiitas y sunitas, que se pueden llegar a odiar más entre ellos que con su enemigo judío. Como ellos mismos dicen, se debe castigar con más violencia al hereje que al infiel. Y entre los judíos también hay varias divisiones de ortodoxos y ultraortodoxos.

La Iglesia del Santo Sepulcro es el microcosmos que resume la Tierra Santa. Empezando porque el cierre y apertura de sus puertas corre por parte de musulmanes desde los tiempos de Saladino. Es la historia viva. El Santo Sepulcro, la estructura dentro de la basílica en que se cree reposa el cuerpo de Cristo es atendido por tres vertientes cristianas, los franciscanos, los ortodoxos armenios y los ortodoxos griegos, con horarios estrictos de culto. El segundo piso es ocupado por los ortodoxos coptos (egipcios) y el techo por los etíopes. Las fronteras físicas dentro de la basílica están estrictamente definidas y violarlas ha llevado a reyertas violentas entre los monjes de los diferentes cultos.

Y eso que los cristianos son los menos rituales entre las tres religiones. Una religiosa colombiana en Jerusalén me dijo que los viernes, el día sagrado del Islam, no había ningún negocio musulmán abierto y de manera similar, el sábado que es sagrado para los judíos, sus negocios estaban cerrados. Y el domingo que es el día sagrado cristiano .... los negocios de las tres religiones estaban abiertos.

Lo del Santo Sepulcro se vive en macro en el espacio físico del estado de Israel, un estado no confesional de economía de mercado exitosa que vive en conflicto con sus pares árabes. Los palestinos y los judíos comparten aún más que el cristianismo las raíces davídicas y las historias de Moisés y Salomón. Ambos se creen el pueblo elegido por Dios y ambos acusan al otro de los problemas. Ambas religiones tienen fundamentalistas de costumbres antiguas, intolerantes por definición.

Los árabes tienen estados confesionales con economías de variable éxito, pero precavidas contra el modelo occidental. Los palestinos en Israel se sienten viviendo bajo el yugo de un invasor y los judíos se sienten rodeados de enemigos que han querido exterminarlos y por eso actúan preventivamente en su defensa.

El mejor ejemplo para ilustrar este credo cultural es la demografía. judíos y palestinos tienen hoy, como caso raro, familias de cinco y más hijos. Solo siendo mayoría los judíos tendrán militares para defender su patria y seguir siendo mayoría, evitando un futuro como el del Libano cristiano que la mayoría árabe controló y hoy está convertido en un estado fallido.

Tierra Santa ha sido invadida por todos los imperios y es hoy un nodo geopolítico central en un oriente medio cambiante pero siempre inestable. El petróleo dejará de crear presión en la zona donde hoy hace presencia la nueva China. Como el nudo sísmico de Santander, Tierra Santa, seguirá siendo una zona de inestabilidad geopolítica mundial permanente sin visos de cambiar.

Lo cultural como sabemos es lo más difícil de cambiar, pues en Colombia, por ejemplo, anidó la cultura narco y hoy nos tiene en un "cambio" donde todo vale. Por eso la Tierra que santificaron los Profetas y Jesús, ha sido y es una tierra de violencia e intolerancia que la hace no tan santa.

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