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Tensión en el mar de China
La Unión Europea, tomada por sorpresa, evidentemente se ha considerado marginada y ha manifestado su descontento.
Sábado, 25 de Septiembre de 2021

Esta semana se conoció el acuerdo Aukus (iniciales de Australia, Reino Unido y Estados Unidos) por medio del cual Estados Unidos y Reino Unido se comprometen a compartir tecnología nuclear en la fabricación de submarinos con Australia, supuestamente para buscar contrarrestar la creciente presencia China en la zona del Indico y el Pacifico, patrullando el mar de China Meridional.

Este acuerdo se sitúa en la perspectiva de las últimas administraciones norteamericanas –es interesante recordar que la administración Biden en política estratégica ha sido un continuador de la administración Trump, como sucedió en el caso de Afganistán-, de confrontar a su rival estratégico, China, ya no sólo en el campo de la economía –en el llamado ‘poder blando’-, sino en la dimensión militar –con el creciente ‘poder duro’ chino-. 

Pero está comenzando a tener implicaciones inesperadas. Si bien la administración Biden ha insistido que compartir tecnología nuclear en el manejo de los submarinos no significa que dichos submarinos vayan a portar armas nucleares sino que portarán armas convencionales, sin embargo esto ya empieza a tener reacciones en cadena: Nueva Zelanda anunció que no aceptaría la entrada en sus aguas y puertos de dichos submarinos australianos; por su parte las voces, incluida la de China en primer lugar están hablando de promoción de una ‘carrera armamentista’ en la región y a nivel global y se considera que esto le quita margen de maniobra a USA en el caso de Irán y su eventual utilización de energía nuclear para armas –por el momento Irán, así como Rusia no han expresado opiniones, pero no hay duda que en el fondo están valorando las implicaciones geoestratégicas-. 

Sin embargo el principal impacto se ha generado en el campo de los antiguos aliados de occidente. La Unión Europea, tomada por sorpresa, evidentemente se ha considerado marginada y ha manifestado su descontento, por decir lo menos, en una decisión estratégica global y adicionalmente consideran esta alianza entre países anglosajones es una preferencia de los aliados Brexit –Reino Unido y Australia, países igual que Estados Unidos antiguas colonias de la corona británica, pero la reacción más fuerte provino de Francia, que adicionalmente se ve afectada en términos económicos por cuanto son empresas francesas las que van a perder los contratos que ya estaban en curso con Australia de construcción de submarinos con tecnología francesa, país que acaba de llamar a consultas a sus embajadores en Washington y en Camberra como muestra de su molestia y desagrado, clara y expresamente manifestado por el canciller francés que habló ‘de una puñalada por la espalda’. No hay que olvidar que Francia es un país con arsenal nu
clear, con territorios de ultramar en la región como Polinesia y Nueva Caledonia y un miembro permanente del Consejo de Seguridad. 

Sin duda las relaciones con los socios europeos de Estados Unidos se han debilitado con esta decisión inconsulta y en la cual es claro que USA deja de lado a sus aliados históricos, que también tienen intereses en el Índico y prefiere su relación con el Reino Unido y Australia, países todos angloparlantes. Y es considerada la respuesta norteamericana a lo que algunos analistas consideran la expansión china en la región y más allá, con la denominada Nueva Ruta de la Seda y sus inversiones económicas en diversas regiones del mundo. 

Todavía es temprano para valorar todas las implicaciones de este acuerdo. La reacción de Rusia, segundo país con el mayor arsenal nuclear y de otras potencias regionales como India, Japón y Pakistán en Asia y Turquía, Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente, permitirán tener una mirada más de conjunto. 

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