Regreso de asistir en Dubái al Gulfood, la mayor feria alimenticia de Oriente Medio, con 5.000 expositores de 120 países, entre los cuales me topé, con satisfacción, con un estand con carne colombiana, despachada desde Frigosinú en Montería; una avanzada comercial que demuestra que… ¡Sí se puede!
Colombia ya es un “iniciado” con exportaciones en pie por 55 millones de dólares en 2019, y de carne por más de 76 millones. La balanza comercial de carne, al igual que la agropecuaria, ha sido superavitaria en la última década, mientras que la balanza total dejó de serlo desde 2013, con un déficit de 10.769 millones de dólares.
El futuro económico está en el campo como generador de riqueza exportadora, pero hacen falta instrumentos adecuados, a los que se oponen los interesados en promover narrativas demagógicas sobre la tierra y ahuyentar la inversión. En 2019, las muy criticadas importaciones agropecuarias alcanzaron 3.620 millones de dólares, mientras las exportaciones, con poca propaganda, sumaron 5.500 millones.
Las exportaciones de carne alcanzaron 132 millones de dólares, frente a importaciones por 33 millones, pero a partir del pico de 511 millones de dólares en 2013, y porque ya lo hicimos, le hemos propuesto esa meta al Gobierno para 2022.
Las puertas de 18 mercados están abiertas. El ruso crece con la recuperación del estatus sanitario. El chino, con 1.400 millones de consumidores, está afectado por la peste porcina y los temores por el COVID-19, lo cual disparará la demanda de carne bovina. Los de Oriente Medio y norte de África suman 2.000 millones de consumidores.
Se requiere, eso sí, de una agenda pública exportadora:
1.- Ordenamiento de la producción, con regiones exportadoras próximas a los puertos, trazabilidad y estrictos controles sanitarios; y regiones orientadas al mercado interno y no menos importantes.
2.- Diferenciación de producto: los mercados exigen “cortes especializados” y el exportador debe ofrecerlos. Argentina, por ejemplo, fomenta el consumo local de cortes como el “asado de tira”, de buena calidad y menor precio, y reserva los solicitados por los mercados externos.
3. Formalización: Para dinamizar sus exportaciones, Colombia debe aprovechar el esfuerzo del gobierno que modificó el Decreto 1500, y avanzar en la formalización de sus canales internos de distribución, con niveles de informalidad del 70%.
4.- Trazabilidad y movilización de animales: Son cruciales y deben salir del estancamiento en que los dejó el gobierno Santos por decisiones malintencionadas contra FEDEGÁN.
Colombia tiene un camino como exportador de carne. ¡SÍ SE PUEDE!, pero es hora de decisiones y acciones.
Nota bene. Los lecheros afectados por las heladas, en su mayoría pequeños ganaderos, no solo tienen nuestra solidaridad, sino nuestra gestión ante el Gobierno por medidas para superar la crisis.