El Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció nuevas sanciones contra Venezuela, en caso de que Maduro persista en su empeño de elegir una Asamblea Nacional Constituyente que, se prevé, lo atornille al poder y acabe con las pocas instituciones democráticas que le quedan al país.

Maduro no ha dado pie atrás. Los países europeos y latinoamericanos deben sumarse a esas sanciones.

En el momento de escribir esta columna no se conocen las formas que podrían tomar estas nuevas sanciones norteamericanas. Periodistas y columnistas han estado escribiendo sobre el tema y presentando visiones distintas.

De hecho ya el gobierno de Trump anunció recientemente una serie de sanciones contra trece miembros del gobierno y de las fuerzas armadas, acusados de corrupción y narcotráfico, entre ellos el Ministro de Defensa y el vicepresidente de PDVSA.

Se les cancelaron sus visas de ingreso a los Estados Unidos y de les congelaron los bienes y activos que tienen en el país del Norte.

Estas sanciones han sido calificadas de “modestas”, en palabras del Washington Post. El gobierno ha aclarado que ellas son apenas un aperitivo de las acciones escalonadas que se tomarán, si la votación de hoy sigue adelante.

¿Cuáles pueden ser las sanciones adicionales?

Por un lado, existe la posibilidad de congelar las importaciones de petróleo procedentes de Venezuela.

Ellas representan alrededor del 10 por ciento del total de importaciones petroleras norteamericanas.

El gobierno tiene la facultad de prohibirlas. Ello representaría un golpe económico fuerte, para un país como Venezuela, que depende de las ventas del petróleo para la obtención de las divisas requeridas para pagar todas sus importaciones, entre ellas, las de alimentos y medicinas.

Algunas personas opinan que ello conduciría al recrudecimiento de las protestas populares y, en últimas, a la caída de Maduro del poder.

En columna reciente, el intelectual y columnista en varios medios internacionales, Moisés Naim,  le ha pedido a Trump que no lo haga. Duda que este tipo de sanción conduciría a la caída del régimen de Maduro. Al contrario, ve la posibilidad de que termine fortaleciéndolo, debilite a la oposición y agrave la crisis humanitaria.

El director de Datanálisis, Luis Vicente León, por su parte, advirtió que  “si se adoptan medidas que bloqueen el suministro energético del país, no es basura lo que vamos a comer. Si se bloquean las operaciones financieras de la nación, todo el país va directo al colapso. No se trata sólo del Gobierno”. Añadió que este tipo de sanción empeoraría dramáticamente lo que se vive hoy en el país.

Para el Washington Post, si el gobierno norteamericano quiere penalizar el régimen de Maduro congelando las importaciones de petróleo venezolano, no solamente afectaría gravemente a la población de ese país, sino que daría un golpe económico devastador que podría empujar a Venezuela hacia una dictadura de izquierda más dura. Los Estados Unidos, adicionalmente sería también impactado por los precios más altos del petróleo que se generarían. “Cualquier embargo comercial, afirma ese diario,  podría aumentar los precios de la gasolina, afectar los empleos en el sector petrolero, y disminuir las utilidades de varias refinerías grandes”.

¿Qué se debe hacer? El gobierno norteamericano podría extender, sin dificultades, el listado de venezolanos a los que se les cancelen sus visas de ingreso a los Estados Unidos, y congelar los bienes y activos de ellos en ese país. Ese listado podría incluir otros miembros importantes de las fuerzas armadas y sus familiares cercanos, ministros y exministros del gobierno de Maduro, otros altos funcionarios, dirigentes políticos que apoyan el régimen y empresarios que colaboran cercanamente con el mismo y hagan negocios con las empresas del estado. Si se afecta un número significativo, como ocurrió en Rusia, el apoyo y la lealtad frente a Maduro se debilitarán y los afectados podrían comenzar a pedir su cabeza. Vladimir Putin sigue protestando por este tipo de sanciones contra sus conocidos, se ha sentido afectado y ha querido negociar su eliminación con el gobierno de Trump. Si eso ha ocurrido en el caso de un dirigente tan poderoso como Putin, no es difícil calcular que la caída de Maduro sería relativamente rápida.

Los países europeos y los latinoamericanos no pueden seguir pasando agachados. Ellos deben replicar contra el régimen de Maduro este tipo de medidas. Pero deben hacerlo de inmediato.

Las condiciones para el levantamiento de las sanciones, en todo caso, deberían incluir un llamado pronto a elecciones para Presidente y gobernadores, el respeto a la Asamblea Legislativa y la recuperación de la independencia de la rama judicial.