A pesar de las incontables dificultades que se presentan en el país, con una dosis apropiada de vocación y ética, se puede ejercer el periodismo como una labor social, en busca de promover y defender la verdad, y no como una fuente de supervivencia económica, como ocurre, infortunadamente .
No nos cansamos de decir, que a los grandes grupos económicos, y a los políticos, les conviene que el periodismo se desarrolle sin ningún tipo de legislación, de tal forma que haya mano de obra barata y abundante, para que los patrones los vinculen a sus medios sin compromisos laborales legales, pagándoles migajas, sin seguridad social, y susceptibles a los mejores postores.
Como consecuencia de lo anterior, muchos colegas dependen de los terribles cupos publicitarios, mediante los cuales sacrifican su dignidad personal, porque ellos equivalen a “limosnas”.
A través de las controvertidas pautas publicitarias, los anunciadores, bien sean del sector privado o público, condicionan la información que se debe emitir, y se tornó en un verdadero calvario para los emisores.
Es común que durante el proceso de la oferta de publicidad, los propietarios de las empresas o establecimientos comerciales se hagan rogar y después de varias visitas de los proponentes, por fin exclamen: “bueno, te voy a colaborar…”.
Si de politiqueros se trata, de concejales, alcaldes, diputados o gobernadores, las condiciones para la ayuda económica implican un amarre total del comunicador, solo se puede informar, y de la forma como lo exija el pautador, que en la totalidad de los casos condiciona o sacrifica totalmente la verdad.
Tal como está la situación periodística en nuestra nación, solo se podrá ejercer por “goce personal”, por vocación natural, y no como una profesión, porque ni a eso se acerca, ya que por disposiciones constitucionales, es un simple oficio, que cualquiera lo puede desempeñar.
Dentro de las escasas excepciones , en la ciudad hay dos medios periodísticos que se mantienen de manera milagrosa, el mensuario “Marginales”, que no se sabe cuándo circula, porque el costo de impresión lo asumen los propios periodistas o algunos mecenas espontáneos.
Los directores del medio impreso, Raúl Amaya Álvarez y Alfredo Luis Lobo Quintana, con mucho criterio periodístico y con poco dinero, mantienen una línea crítica, agradable e independiente, para cuestionar a las administraciones municipales de turno y el comportamiento equivocado de los ocañeros.
El segundo, es un magazín radiofónico, “Catalejo”, que se ha difundido , durante más de 10 años, por las distintas emisoras comerciales y comunitarias de la ciudad, gracias al empeño, dedicación y verraquera de su director, Omar Alonso Páez Ortiz.
Precisamente, durante los recientes actos conmemorativos del Día del Periodista, que se celebraron en Cúcuta, por parte de la junta directiva del Círculo de Periodistas y Comunicadores de Norte de Santander, se hizo un reconocimiento especial a los tres apreciados colegas, por su entrega, responsabilidad e independencia, para defender los intereses de nuestra patria chica.
Hacer periodismo en Ocaña, libre, equitativo y ético, equivaldría a miseria o mendicidad, porque si es complicadísimo la venta de publicidad, es peor aún cobrar mensualmente. Cuando se intente semejante proeza, es normal que los dueños de las empresas pequeñas , almacenes , centros comerciales u otros establecimientos, les respondan…” ahora no lo puedo atender”, “venga otro día que esto está muy mal”.
Por lo anterior, es casi utópico pensar en un periodismo neutral y constructivo, sin embargo, los que se atrevan a hacerlo, merecen muchos vivas y aplausos.