En medio de la discusión que se ha presentado sobre la fecha cierta de la llegada de las vacunas para el Covid, y los cronogramas respectivos de vacunación, de acuerdo a los grupos establecidos según su nivel de vulnerabilidad, se ha presentado la discusión en torno a si otras entidades, diferentes al gobierno nacional, podrían comprar vacunas directamente para avanzar en el proceso de inmunización.
Creemos que ha hecho falta precisar ese aspecto, pues sería bien importante que otros entes invirtieran de manera directa en este objetivo. Varias gobernaciones y alcaldías han expresado su deseo de hacerlo, y qué mejor que inviertan sus recursos disponibles en un programa de emergencia como este, de directa incidencia en la población que atienden. Sería también la oportunidad para que esos organismos gasten en algo verdaderamente esencial, antes de que se utilicen esos recursos en otros objetivos menos importantes y seguramente con fines turbios, como suele suceder muchas veces en algunas regiones.
Pero también deberían autorizar a los empresarios, pues muchos conglomerados económicos han expresado su deseo de invertir. En igual forma podrían estar otros particulares, que quieran beneficiar a su entorno, o asumir directamente la venta de las vacunas para quienes quieran comprarlas. Desde luego todo ello sujeto a las estrictas medidas de control de los organismos de salud.
Esta batalla se gana el día en que la mayoría de la población avance en la inmunización, y si existen entidades o personas interesadas en hacer inversiones con este propósito fundamental, pues bienvenidas sean.
Se ha dicho que la ley dice que las vacunas deben ser gratuitas, cosa que es muy loable, pero estamos en una emergencia y es necesario apelar a procesos extraordinarios. Además, en el tema de las vacunas, se ha operado siempre con el mecanismo de que las Eps disponen generalmente de una opción básica, pero si quieren una especial, ofrecen venderla, y de hecho mucha gente la toma y la paga. ¿Entonces por qué en este caso no se puede aplicar para quien tenga los recursos y quiera adquirirla?
Por otro lado, hemos visto con perplejidad una enorme campaña de desinformación para desprestigiar la vacuna, y hacer que mucha gente no se la ponga. Se dice que se incorpora un chip para influir sobre las personas; que esteriliza; que produce efectos mentales y muchas cosas mas, todo sin ningún soporte científico y solo producto de mentes escandalosas. El hecho de que ya una encuesta diga que el 44,2% de los colombianos no estaría dispuesto a vacunarse, debe generar una enorme preocupación en las autoridades de salud y se hace imperioso y urgente que se diseñe una campaña de educación al respecto, o de lo contrario, el problema de salud publica va a ser mucho mayor de lo que se piensa
