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¡Pirómano!
Lanza a los medios de comunicación la idea demencial de una “resistencia civil” contra  la paz para distraer a la opinión pública de que sus hijos figuran en la Lista de Panamá.
Viernes, 13 de Mayo de 2016

Que alguien le diga al señor Álvaro Uribe que una guerra no la gana nadie sino que la perdemos todos, incluso, los que no estamos en guerra. Primero, la pierde el lenguaje (por ahí se empieza: llamar “resistencia civil” a las trabas que el Centro Democrático quiere ponerle a los acuerdo de paz de La Habana, es una bellaquería; como lo es, también, el señalamiento irresponsable, injurioso, de llamar terroristas a jóvenes desempleados de Soacha que fueron asesinados y vestidos de militar para luego hacerlos pasar como guerrilleros caídos en combate). La segunda víctima en una guerra es la verdad (la responsabilidad de los medios de comunicación en la transmisión de medias verdades, en la demonización del contrario y en la repetición de los desafueros de quien representa “el enemigo”, no contribuye a la paz sino que profundiza la guerra), y, por último, la otra víctima es la población entera, incluyendo a soldados, guerrilleros, paramilitares y civiles: todos sufren por igual. Todos llevan la peor parte en este conflicto.

-Menos, por supuesto, los que decretan la guerra. Ellos no sufren. Como no sufren los poderosos de Fedegán, ni los poderosos terratenientes, ni los poderosos jefes políticos, ni los poderos empresarios –a los que les resulta más barato financiar paramilitares para la protección de sus empresas que mejorar el sueldo de sus empleados- ¿Recuerdan ustedes qué hacían los más altos dirigente del Frente Nacional cuando se alternaban el poder? Bebían whisky mientras los liberales de base se mataban con los conservadores de base. Y ellos tan campantes.

Eso es lo que quiere Uribe ahora. Lanza a los medios de comunicación la idea demencial de una “resistencia civil” contra  la paz para distraer a la opinión pública de que sus hijos figuran en la Lista de Panamá. Prefiere Uribe incendiar el país antes de que la justicia le eche mano a sus hijos.

Porque la justicia en Colombia no se hizo para los hijos de los poderosos sino para los de ruana. Y todavía hay medios de comunicación que le hacen el juego a Uribe enfrascados en el tema de la resistencia civil, o en el tema de que Sofía Vergara se comió una arepa e´ huevo, o que descubrieron la verdadera edad de Amparo Grisales: puras pendejadas.

Uribe quiere incendiar el país porque necesita un enemigo que le garantice su existencia política. De ahí su lenguaje pendenciero, su afán de guerra y sus propuestas vesánicas. Si se firma el acuerdo de paz en La Habana, Uribe pierde. Pero yo creo que, como van las cosas, es mejor que pierda un pirómano antes de que todo un país pierda la oportunidad de apagar el fuego.

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