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Pandemia y liderazgo
En la actualidad ocupamos el 8o. lugar de contagios en el mundo.
Sábado, 15 de Agosto de 2020

Las cifras que muestran la evolución del Coronavirus en Colombia no son nada alentadoras. Nuestro país, que llegó a 30 mil contagios el 1o. de junio, ya supera los 450 mil, lo cual confirma un crecimiento descomunal en apenas 75 días. En consideración a la población mundial, que es de 7.700 millones, los colombianos representamos el 0,64% del total. Dado que hay 21 millones de contagiados en el mundo, proporcionalmente deberíamos tener 135 mil infectados, pero nunca 450 mil, lo que significa un 333% de más. Es tanto como si Colombia tuviera 185 millones de habitantes. 

En la actualidad ocupamos el 8o. lugar de contagios en el mundo, y según Worldmeters el 4o. país en muertes y nuevos infectados en las últimas semanas. La verdad y la sensatez son virtudes necesarias en cualquier gobernante, diría Confucio. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, en medio del horror de abril, cuando morían 600 personas diariamente, siempre reconoció el problema, apoyado en datos estadísticos y científicos, siendo vehemente en sus medidas pero humilde en la comunicación. Lo que menos le importaba era su imagen. Estuvo atento a las muertes, la infraestructura hospitalaria, y los grupos vulnerables de afroamericanos y latinos, reconociendo algunos errores. Tuvo presiones para abrir la economía, y fórmulas equivalentes a los días sin IVA, pero en su escala de valores colocó la salud por encima. 

Aunque no todo es culpa de los gobernantes, dado que la necesidad bota la gente a la calle en procura del pan, produciendo indisciplina social, el timón orientador del comportamiento ciudadano frente a la pandemia sí les corresponde, en primera instancia a los del nivel nacional, y en secuencia a las autoridades regionales y locales. Frente a los más vulnerables, a fin de que no salieran, la respuesta era una política pública de solidaridad efectiva, rígida en controles y basada en la generosidad y el trabajo comunitario. Era el momento estelar para el verdadero liderazgo. No era difícil aprender de otros pueblos para ayudar a los más necesitados. El tejido social tenía que apoyarse en las iglesias, y todo tipo de organizaciones públicas y privadas, desplegando con altos protocolos a la juventud, que representa el 44% de la población colombiana. Así se hubiera controlado la indisciplina por necesidad. 

Por supuesto, la parálisis de la productividad trae consecuencias devastadoras en términos de empleo y crecimiento económico para todos los países del mundo, que verán una contracción generalizada. Ahora bien, las naciones tercermundistas, como Colombia, sentirán con mayor rigor los efectos. América Latina, según el FMI tendrá un decrecimiento del 10,4% en 2020, lo que traerá inestabilidad política y social. Su recuperación será lenta, y dependerá del liderazgo para buscar recursos y superar la crisis financiera. 

El presupuesto nacional proyectado para 2021 alcanza los 314 billones de pesos. El hueco fiscal es inmenso, por manera que se acudirá a más crédito externo, nueva reforma tributaria, y venta de activos. El Banco de la República indicó la semana pasada que la deuda externa está en 145 mil millones de dólares, equivalentes al 49,3% del PIB. Esta cifra es escandalosa porque compromete en sólo intereses 76 billones de pesos del presupuesto, dejando para inversión solamente 53 billones.  

Acudir a más endeudamiento es incrementar el problema, especialmente por el dólar en alza. Una nueva reforma tributaria estrangulará más todavía al pueblo, porque se piensa gravar con IVA prácticamente toda la canasta familiar. Y, destruir el medio ambiente dilapidando recursos, como ocurriría con el oro de Santurbán, por unas pocas regalías, es absurdo. Algo semejante sería la venta de otro porcentaje de Ecopetrol.   

Creemos que hay otras fórmulas efectivas para buscar recursos, como el desmonte de las exenciones tributarias que, según el ministro de Hacienda, equivalen a 76 billones de pesos anuales. A cuenta de qué privilegios para multinacionales y grandes empresas? No predica la Constitución el principio de igualdad? Asimismo, otros recursos se pueden lograr con servicio comunitario efectivo. En los Estados Unidos, las horas regaladas de los ciudadanos representan 167 mil millones de dólares anuales. Guardadas las proporciones, algo similar ocurre en Holanda y otras naciones. En esta materia, todo está por hacer entre nosotros. Los colombianos podemos superar los efectos de la pandemia con un plan que nos permita ejercitar organizadamente los principios de la solidaridad y la prevalencia del Interés General. 

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