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Otro saludo a la bandera
La modificación al Código de Tránsito es una de las más grandes ridiculeces aprobada por el Legislativo.
Domingo, 28 de Agosto de 2022

El pasado 14 de julio, el Congreso de la República aprobó la Ley 2251, mediante la cual se realizan algunos cambios al Código de Tránsito.

La nueva ley, establece los requisitos para obtener la licencia de conducción por primera vez, define la velocidad máxima en el perímetro urbano y carreteras nacionales, fija el procedimiento para cuando se presentan daños materiales de vehículos en accidentes de tránsito, modifica las obligaciones de las motocicletas al transitar en las vías y otras normas orientadas a tratar de reducir la accidentalidad.

Una breve lectura al documento, hace pensar que todo es una maravilla y que los infractores van a temblar cuando la autoridad pretenda exigir su cumplimiento. Cada obligación una merece un especial comentario, aunque creo que la mayor parte de las mismas, no pasará de ser un saludo a la bandera, porque por ejemplo, no me imagino a los conductores de servicio público librando la “carrera del centavo” a menos de cincuenta kilómetros por hora.

Tampoco llega a mi imagen actividades de control de velocidad a las motocicletas que han definido su pista de carreras en los Anillos Viales, pero si es posible como ya lo han demostrado los infractores, que con la fuerza y la unión pueden bajar las motocicletas subidas en la grúa.

Por otra parte, el artículo 9 del Capítulo IV de la precipitada ley, consigna las obligaciones de los motociclistas, entre la cuales destaco: “Todo el tiempo que transiten por las vías de uso público, deberán hacerlo con las luces delanteras y traseras encendidas.” Esa obligación es verdaderamente risible, puesto que son muchos los conductores de motocicleta que pasan por un puesto de control o por el frente del Comando de la Policía Metropolitana, sin luces, con parrillero hombre, sin placas, sin chalecos reflectivos y seguramente a más de 50 kilómetros por hora.

La verdad, si un conductor de motocicleta no tiene dinero para arreglar las luces, pues mucho menos tendrá para comprar el seguro obligatorio y pagar la revisión técnico mecánica y si no posee placas, pues estamos frente a verdaderos “fantasmas” y debo llamarlos así, toda vez que no son detectados por la autoridad y en cambio, ajustan sus procedimientos a humildes trabajadores y personal femenino que por necesidad, se movilizan en una motocicleta, exponiéndose a  todo tipo de riesgo no solo por lo que sucede en la vías, sino por el manoseo al que en muchas oportunidades se ven expuestas.

Concluyo que esa modificación al Código de Tránsito es una de las más grandes ridiculeces aprobada por el Legislativo, por cuanto el fondo de la problemática de la movilidad en las ciudades capitales principalmente, no mejora creando más leyes, sino pidiendo cuentas a quienes deben hacer cumplir las existentes y de ahí que la nueva, puede ser considerada como otro saludo a la bandera.  

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