Señor, tú que hiciste este balón de mano llamado tierra, danos una mano, todas las manos, para ganar hoy jueves los tres puntos en el partido contra Brasil. Lo de Paraguay es pan comido...
Los brasileños están en Catar hace tiempos; todos sus jugadores, el aguatero y el utilero andan estudiando árabe, saben que Doha es la capital; hasta turbantes compraron para todos.
Se sienten celebrando el campeonato en los bares, como el capitán de la selección uruguaya, Obdulio Varela, quien en el Maracanazo de 1950 se fue en la noche a los bares de Rio a consolar a los cariocas, paisanos de mi nieta Sofía.
Queremos un pequeño maracanazo a favor nuestro, eso es todo. No creo que sea mucho pedir.
Tomémonos un tinto colombiano, seamos amigos: ellos pueden ganar otro campeonato mundial, pero déjanos los tres punticos porque el dulce de la clasificación se nos puso a mordiscos.
Sí, tenemos el fútbol festivo y eficaz del guajiro Díaz, vuelve James, no estará Falcao por un lapsus en el tal aductor que pusiste en el lugar equivocado, pero de la clasificación, pocón.
No es por pasar cuentas de cobro, pero recuerda que en Barranquilla acogimos al divino Mané Garrincha cuando su fútbol se había retirado a sus habitaciones de invierno.
Pasó sin pena ni gloria pero nos indemnizó con pensamientos filosóficos como este: “Yo vivo la vida, la vida no me vive a mí”. Y regresó a su terruño donde su paisano, Vinicius de Moraes, le haría un soneto a sus piernas torcidas.
Sí, en Colombia, un árbitro, el Chato Velásquez, eróstrato criollo, para poner el dato en su hoja de vida, echó al Rey Pelé dizque porque se le fue la mano en juego brusco, pero tú no puedes tomar represalias. No le quedaría bien a quien un día sí y otro también crea tres galaxias más.
Te pedimos que provoques entre Neymar y su corte, amnesia parcial de fútbol para que los nuestros les den su paliza. Ese caos ya lo provocaste cuando la oposición de la época empezó a construir la torre de Babel. Sería repetir el libreto.
Bueno, no tanto paliza, porque daría pena con los anfitriones: con un 1-0 basta. Aunque entrados en gastos, un 0-0 o 10-10 estaría bien. Empate es empate aquí y en Galilea donde te hacían vale en los bares, perdón, en la plaza de mercado.
Admito que los brasileños te levantaron el Corcovado, el nonagenario Cristo más relajado del mundo. Por allá anduve tomándome la selfi de rigor para chicaniarles a los de la cuadra.
Pero no olvides que nosotros tenemos el cerro Monserrate, el Cerro de Las Tres Cruces, el Morro Salvador, el Picacho, el Señor Caído. En fin: no nos hemos quedado con los brazos cruzados. No le quito más tiempo a tu eternidad.