La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Malas noticias
La indisciplina social, la poca cultura ciudadana y la ausencia de liderazgo de las autoridades territoriales, nos tienen hoy como la región más crítica del país en materia sanitaria.
Sábado, 12 de Diciembre de 2020

Se dispararon las cifras de contagios y muertes en el Norte de Santander y Cúcuta y nos olvidamos que se trata de seres humanos, de familias enteras que sufren el drama del COVID-19, más allá de condiciones económicas, sociales o de edad.

La indisciplina social, la poca cultura ciudadana y la ausencia de liderazgo de las autoridades territoriales, nos tienen hoy como la región más crítica del país en materia sanitaria y ya se desbordó la capacidad de las UCI en la ciudad.

El pronunciamiento reciente de las agremiaciones médicas es preocupante y muy triste la cantidad de queridos y respetados profesionales de la salud que han sido afectados por una pandemia que no da tregua.

Como si fuera poco, a nivel nacional las noticias tampoco son las mejores. Estamos arriba en la tabla mundial de contagios y muertes y muy abajo en lo que tiene que ver con la llegada de las distintas vacunas que ya se empiezan a aplicar en los países desarrollados.

En medio de la opacidad con la que el gobierno ha manejado la información sobre las negociaciones para la adquisición de la vacuna, queda claro hasta el momento que en el 2021 sólo serán vacunados, en el mejor de los casos, los colombianos con mayor nivel de riesgo de contagio, pero el grueso de los ciudadanos sólo podrán ser vacunados en el 2022. 

El problema es que en la medida en que se agrava la situación de la salud y nos debemos preparar para unos meses de crecimiento acelerado del contagio, la situación económica y social de la ciudad se deteriora, sin que contemos con un plan serio y coherente de reactivación económica. La consigna parece ser el “sálvese quien pueda” y no se ve por ningún lado un programa para combatir con eficacia el desempleo, la informalidad y la pobreza en el departamento.

Las últimas estadísticas del DANE señalan que el desempleo llega ya al 24.5% en Cúcuta y la informalidad al 68%. Es decir, estamos en la inverosímil y peligrosa cifra de más del 90% de sus habitantes sin empleo formal. Mientras tanto, las autoridades parecen resignadas, seguramente con la esperanza de que la informalidad fronteriza compense los daños causados a la actividad económica formal.

Hasta el propio gobierno nacional parece apostar a esa salida, cuando la semana anterior el Presidente nos visitó para lanzar un “plan de reactivación de la economía informal” y no dijeron nada de medidas concretas de alivios a los empresarios formales de la ciudad, que luchan por sobrevivir en medio de todas adversidades imaginables. 

La falta de inversión pública nueva y masiva que genere empleo temporal, el cierre de los pasos fronterizos formales para abrir paso a las trochas ilegales controladas por verdaderas mafias, el crecimiento de la informalidad laboral y el desempleo y el consecuente deterioro de la seguridad ciudadana, nos conducen a un panorama de pesimismo y desesperanza, que se agrava con el abandono del gobierno nacional, para el que nuestra región sólo es importante como escenario privilegiado para lanzar inútiles arengas contra el gobierno de Venezuela, sin que se produzca el fin de la dictadura de Maduro y la necesaria transición democrática y pacífica en el hermano país, indispensable para detener el flujo migratorio. 

Esta semana se conocieron encuestas de opinión de respetables firmas nacionales, que ubican a nuestros gobernantes territoriales entre los peor calificados del país. Otra mala noticia porque en este momento requerimos líderes sólidos, con autoridad y carácter, eficaces y con imaginación para enfrentar un momento único de crisis.

Esa dura evaluación de los nortesantandereanos es la confirmación del pesimismo, la insatisfacción y la desesperanza de la gente que la pasa muy mal y no ve en el gobernador y los alcaldes los gobernantes adecuados para superar este momento. Ojalá rectifiquen, se pongan las pilas y pierdan el miedo de hablar duro al Gobierno Nacional. 

 

Temas del Día