Grandes retos tendrá el Congreso de la República en el nuevo periodo legislativo que comenzó el pasado 20 de julio. El proceso de paz, que tiene asuntos pendientes y demasiadas dudas para los colombianos, y el fortalecimiento de la economía, acompañado de las reformas que desde ya se están trabajando, serán los principales desafíos.
Esta responsabilidad es asumida por un Congreso que tiene algunas renovaciones en cuanto a los nombres que lo integran, la gran novedad, los diez parlamentarios del partido político Farc que obtuvieron sus curules gracias a los pactos logrados en La Habana.
La tarea de los cinco senadores y cinco representantes de la Farc no va a ser fácil. Recordemos que hasta el momento se han posesionado nueve de ellos, teniendo en cuenta que falta por definir lo que sucederá con la curul de Jesús Santrich, quien se encuentra detenido por narcotráfico.
Los congresistas de la Farc tendrán como tarea principal defender los acuerdos de paz firmados con el saliente presidente de la República, una labor complicada ante los reproches que muchas de las bancadas han hecho a las negociaciones y la intención de hacer reformas, sobre todo en el capítulo de justicia.
Tendrán que hacer coaliciones para buscar representatividad en sus proyectos, pero muy pocos tienen la intención de formar alianzas, menos con el escaso apoyo que obtuvieron en su primer ejercicio en las urnas, consiguiendo alrededor de 85.000 votos para Senado y Cámara.
La Farc tiene garantizados ocho años en el Capitolio Nacional, pero después de esos dos periodos tendrá que enfrentar la contienda electoral ‘a voto limpio’, por lo que los proyectos que presenten y la gestión que realicen durante los próximos cuatrienios, será importante si quieren continuar con la carrera política, más con la mira de los colombianos que esperan conocer las propuestas sociales que prometieron defender cuando dejaron las armas.
Este es un hecho histórico para el país, para muchos difícil de aceptar, porque quienes buscaron por medio de las armas desestabilizar la institucionalidad y cambiar el régimen político, hoy se sientan en el máximo recinto de la democracia.
Otra labor del naciente partido político es mantener unida su base de excombatientes, que según reportes de la Fuerza Pública, un considerable número de ella se está uniendo a grupos de disidencia u otras organizaciones alzadas en armas, abandonando los programas de resocialización.
Falta por definir el futuro de la Jurisdicción Especial de Paz luego de los debates que seguramente se harán en la presente legislatura y los compromisos de verdad, justicia y restauración que asuman los exguerrilleros, la coherencia que tengan sus discursos en el Congreso y ante la JEP, donde se esperan revelaciones sobre la realidad de lo vivido en los tiempos de conflicto, marcará el porvenir del proceso de paz.
Aunque la llegada de la Farc al Capitolio es un acontecimiento, su representación no tendrá mucho peso y deben encontrar aliados si quieren sacar adelante iniciativas que seguramente no serán prioritarias para los partidos que integran las mayorías.
@WilsonRuizO