Es políticamente correcto acusar a un ministro porque murieron niños en un bombardeo contra un grupo ilegal, pero a los dueños de “la moral política” no les parece incorrecto que hubiera menores reclutados en ese campamento.
Es políticamente correcto defender el derecho a la protesta, pero no es incorrecto atentar contra la salud pública con la irresponsable correría de la minga.
Es políticamente correcto culpar al gobierno de los asesinatos de líderes a manos del narcotráfico, pero no es incorrecto cultivar coca en sus resguardos, albergar narcotraficantes y sacar a machete a la Fuerza Pública.
Es políticamente correcto reclamar justicia por esos asesinatos, pero no es incorrecto proclamar, cuando conviene, independencia frente a esa justicia cuya aplicación reclaman.
Es políticamente correcto atacar al presidente porque no fue al Cauca ni se prestó al “juicio político”, pero no fue incorrecta la “silla vacía” de la minga en 2019, cuando se negó a hablar con Duque en Caldono.
Es políticamente correcto que una alcaldesa exija “humildad” al presidente, pero no es incorrecto abandonar su deber frente a los bogotanos para defender el derecho a la protesta de unos pocos.
Son políticamente correctas las consultas locales contra la explotación petrolera, pero no es incorrecto reclamar regalías ni exigir gasolina y gas, que no son malos si vienen de otros municipios.
Es políticamente correcto rechazar la aspersión aérea con argumentos ambientales y de salud, pero no es incorrecto callar ante la deforestación cocalera, la violencia y el daño de la droga a la juventud.
Fue políticamente incorrecto estar en contra del Acuerdo fariano, y más de medio país que votó “NO” fue tildado de “enemigo de la paz”, pero eso no fue incorrecto, ni lo fue atropellar la voluntad popular.
Defender el derecho a la legítima propiedad de la tierra es políticamente incorrecto y quien lo haga es tildado de terrateniente y explotador. Yo cuestioné constructivamente la restitución, porque viola la presunción de inocencia, la seguridad jurídica y la confianza legítima; y Ariel Ávila me acusó de liderar “ejércitos antirestitución”, pero esa infamia no es políticamente incorrecta.
María Fernanda Cabal denunció el “despojo oficial” de la Ley 1448, por falsos reclamantes apoyados en un sistema justo en su concepción pero antijurídico, y ha recibido por ello insultos y amenazas, porque ella es “la incorrecta”.
¿Qué es políticamente correcto?, ¿acaso lo políticamente conveniente? ¿Por qué solo coincide con las posturas de la izquierda y el centrosantismo?
Porque ese doble discurso es parte de su estrategia de “inversión de la realidad” para mostrar lo malo como bueno y viceversa, y frente al cual debemos aferrarnos a la democracia, para no estrellarnos con el caos, el hambre y la pobreza que agobian al vecindario.
@jflafaurie