Era Roland Barthes quien decía que es tan presente y vivaz el verbo leer, a diferencia del hablar, que podía “saturarse, catalizarse, con millones de complementos de los objetos”, de esta manera podían leerse textos pero también imágenes, rostros, gestos y por su puesto ciudades. Aunque hemos creído por décadas que sólo se leen escritos la verdad no es así, casi todo es susceptible de ser leído y entendería uno que esa lectura de otras cosas requiere de niveles de comprensión e interpretación iguales o al menos similares con los de la lectura formal.

Así a menos lecturas menos interpretación correcta de la realidad. Leer entonces, es más que el aprestamiento para revelar las letras unidas, implica una acción maravillosa en el cerebro que pone en articulación muchos otros sectores de la vida, de las referencias, de casi todo lo que pasa con nosotros, desde lo que vivimos hasta lo que hacemos, leer entonces para vivir diría Gustave Flaubert.

¿Qué lectura hacemos de Cúcuta? Si leemos mal, las lecturas de ciudad pueden ser subjetivas, parcializadas, erróneas, alimentadas por las percepciones de cada quien y no serán objetivas. Sin embargo existe la posibilidad de leer bien la ciudad y ante los hechos o las situaciones que no se ocultan con el sol, es imposible no hacer una mirada diferente así creamos que tenemos la razón.

La necesidad de leernos también como territorio, va más allá de meter en cifras los índices, leernos a nosotros nos debe llevar a intentar comprender las acciones del otro, documentarse para dilucidarlas antes de señalar, implica revisar la historia y los contextos para no quedarnos en la queja y proponer más. Pongámoslo así: si hacemos un examen de ciudad preguntando por un tema álgido ¿obtendremos una sola respuesta correcta? De seguro no. Estarán quienes digan que todo está bien, los que digan que vamos bien, los que piensen que estamos mal, los que crean que antes estábamos peor pero bien, los que no opinen, entre otra infinidad de posiciones. Creo que hace falta leer mejor la ciudad, leerla bien. ¿Por qué no podemos hacer una sola interpretación? Claro, cada quien hace su lectura.

Hay una sola lectura de la ciudad y miles de interpretaciones, quizás por esto las soluciones reales no se ven, lejos de aquellos que creen tenerlas muchas se aplican desconociendo la realidad y distantes incluso de quienes a pesar de vivir en la realidad aun no leen bien su propio contexto. La lectura en su interpretación es personal, muy subjetiva, pero ¿qué tan lejos estamos de contribuir a hacer una lectura crítica de nuestra ciudad y de lo que pasa en ella?

@yopoetrix