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Las variables de la seguridad
La seguridad es un asunto complejo de muchas variables, entre las que intervienen la geografía, el desarrollo de infraestructura, el grado de institucionalidad alcanzado a nivel de nación y región y la geopolítica, entre otros.
Viernes, 19 de Junio de 2015

La seguridad es un asunto complejo de muchas variables, entre las que intervienen la geografía, el desarrollo de infraestructura, el grado de institucionalidad alcanzado a nivel de nación y región y la geopolítica, entre otros.

El área metropolitana de Cúcuta hoy ostenta, desde el punto de vista de seguridad, una estrella roja, pues en ella y sus alrededores se conoce que actúa toda clase de crimen organizado, empezando por los grupos guerrilleros de las Farc, el Eln y el Epl, pasando por bandas criminales y hasta carteles internacionales de narcotráfico.

Como llegamos allí, es un asunto de mirar como las variables mencionadas han interactuado. Empezando por la geografía, el área metropolitana de Cúcuta limita al norte con la región del Catatumbo, una de las 10 regiones más peligrosas del mundo según el diario El País de España.

La zona fronteriza con Venezuela en Norte de Santander es fisiográficamente una zona biótica, ambiental, mineral y topográficamente compleja, lo cual la ha convertido históricamente en frontera judicial. Si a ello le sumamos un abandono casi completo en desarrollo de infraestructura, consolidamos la zona como una cabeza de playa del crimen organizado y no organizado.

La institucionalidad nacional en la región no existe, a excepción de empresas petroleras y fuerzas militares, y a nivel regional, sobra mencionar que si es débil en Cúcuta, allí no existe. Pero lo que pasa en el Catatumbo se permea al área metropolitana y esa es una realidad con la que debemos vivir.

El tema geopolítico, en particular la realidad geopolítica con Venezuela es un agravante. Venezuela es hoy un estado fallido, donde la ilegalidad está enquistada en sus fuerzas de seguridad que interactúan en sociedad con los agentes ilegales de este lado de la frontera.

Es decir, las fuerzas de seguridad de Venezuela son hoy parte del problema, no de la solución. Y las intenciones de crear conflictos externos en la medida que la crisis interna se degrada es siempre una opción de los gobiernos autoritarios.

Un escenario de tal naturaleza, excede en mucho la actuación local y regional, dejándola en manos de la nación. Pero nosotros como víctimas de la inseguridad, debemos proponer y exigir considerar el área de frontera del departamento con Venezuela, como zona especial de seguridad.

Pero no que ahora se haga una ley creando las zonas especiales de seguridad, en la cual se creen comisiones asesoras con sede en Bogotá y unos indicadores de seguimiento ante “políticas” macro de “contención”. Necesitamos fuerzas militares en Cúcuta correspondiente con la amenaza que tenemos.

Cúcuta y su área metropolitana deberían ser sede de una división del ejército colombiano, una base aérea de la FAC y una brigada de Infantería de Marina para la cuenca del Catatumbo y la subcuenca del río Arauca en Norte de Santander. Requerimos una seccional especial de policía nacional y una subdirección de la Dirección Nacional de Inteligencia.

Podríamos aportar lotes, propiedad de los municipios del área metropolitana, entre otros para ayudar a este propósito; incluso regalías.

Ganar seguridad en el área metropolitana de Cúcuta es condición sine qua non para cualquier desarrollo, y por tanto, tener políticas hacia ello debería ser uno de los objetivos de los mandatarios regionales.

Tener seguridad se logra con más pie de fuerza y justicia, mantenerla es con infraestructura e institucionalidad, temas que hemos tratado en otras columnas.

Este debe ser un punto central de los programas de gobierno de nuestros candidatos. No olvide, el voto informado es un poco más inteligente.

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