Desde hace tiempo los gobiernos han disminuido la capacidad adquisitiva del pueblo y  este  no es la excepción, cuando se esperaba un manejo económico  más humano como lo pregonaba en su campaña el actual presidente.

Hace dos años casi acaba el país; la primera línea destruía   bienes privados y estatales, aupados por Bolívar y con fuertes críticas de Petro al desalmado Carrasquilla por atentar  contra los más necesitados  y hoy en sus proyectos  estrangula a los pobres.

Hoy quienes pretenden imponer proyectos con la aquiescencia de congresistas enmermelados, que corrieron a cobijarse bajo la sombra del ganador, pretendiendo imponer cargas tributarias en desmedro de la clase trabajadora.

Ya se anuncia el aumento mensual de  la  gasolina  saliendo de  la pandemia, que generará alzas permanentes y una inflación galopante, sufriendo hasta los motorizados de menor capacidad económica, ejemplo, quienes poseen un vehículo de estos, para la familia, para el transporte de sus hijos al colegio y al trabajo, tanquean cada 3 días, movilizando dos hijos y la señora a sus labores de trabajo lo que descuadra cualquier presupuesto.

La escalada alcista aniquila el aumento salarial, siendo la inflación económica a nivel mundial y no solo en Colombia.

Incrementar gradualmente la gasolina acarrea alza del transporte, suben los insumos, los productos cosechados, el campesino sacrificado recibe migajas por sus productos, ganando los intermediarios y supermercados, subiendo los alimentos como todo este año, por las nubes.

Gravar las pensiones por economistas respetables que pasan por alto con ignorancia las normas que les convierte en claros prevaricadores al vulnerar la Constitución y desconocer olímpicamente  los fallos de la Corte Constitucional.

Ese atropello a la clase media y baja, es sinónimo de aguantar más hambre, contrario a lo que se pregonaba en la campaña presidencial.

Cierto que está en discusión, pero si no se atacan esas actuaciones garrafales es abandonarnos a las graves decisiones que se adopten, y preocupa, lo expresado por el presidente, de crear una especie de milicias con los alzados en armas y delincuentes comunes, como las milicias en Venezuela, que matan sin control alguno.

Eso es, la inversión de valores, acá con una justicia penal inoperante por múltiples factores, vamos recorriendo a pasos agigantados el camino  hacia el aniquilamiento del país, se premia al delincuente, al asesino, mientras al desempleado no se le valora, no se le ayuda; como cambian los tiempos.

La pregunta del millón, ¿por qué no se quitan las exenciones y gabelas a los bancos que expolian a la ciudadanía?

Se pretende matar la gallina de los huevos de oro como es Ecopetrol, cuando pese a sus  ventas parciales genera altos ingresos al país o acabar la explotación del gas para importarlo a sabiendas que en Venezuela no existe medio de transporte por oleoducto, para sabiamente cerrar la explotación de gas y traerlo de allá; ¿será que el gas de allá es más puro que el nuestro?, ¿cuánto subirá este para la gran cantidad de usuarios?

La luz sube en el pis y pagamos los robos de Electricaribe y no se regula su precio.

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