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Las inocentadas del alcalde
No recuerdo bien, pero la idea de las 20 mil casas del señor Donamaris tuvo que ser un 28 de diciembre.
Viernes, 25 de Diciembre de 2015

El día 28 de diciembre se conmemora el día internacional de los santos inocentes, tradición cristiana por la matanza de niños menores de 2 años por cuenta del Rey Herodes en Belén para evitar que Jesús el Elegido llegara a ser Rey.  Se caracteriza por ser un día  de bromas, los medios de comunicación publican crónicas cómicas de personajes y noticias sensacionales con la consabida frase de “pásela por inocente”. 

No recuerdo bien, pero la idea de las 20 mil casas del señor Donamaris tuvo que ser un 28 de diciembre, solo que ya para el final de su mandato a escasos días de que cese la horrible noche, no le ha dicho a los cucuteños que la “pasen por inocentes”. 

El diario la Opinión en su columna “corto circuito” en días pasados reseñó como posible inocentada del señor Alcalde de Cúcuta, la convocatoria de una Asamblea de accionistas de la EIS (Empresa Servicios Públicos del Municipio) para el próximo 28 de diciembre, su día, con el propósito de reforma de Estatutos y aprobar participación de la empresa en una nueva sociedad llamada Acueducto Metropolitano.

¿Cuál es el interés oculto del señor Donamaris que a escasas horas de entregar el cargo deja asomar un deseo inmenso por hacer cosas extraordinarias y apresuradas, como lo reseñe en mi columna anterior, que pueden comprometer seriamente las finanzas del municipio? Ya el Concejo no le caminó a un buen número de proyectos de acuerdo de dudosa legalidad y la Junta Directiva de la EIS tampoco, ahora lo pretende hacer por medio de la Asamblea, actos inelegantes, apresurados y abiertamente ilegales. ¡Que demanden!, dice. 

Por encimita nos deja una conciliación millonaria de más de 13 mil con las empresas de aseo y los 24 mil millones de condena por lo del  parqueadero los coches. 

Parece que toma muy en serio aquello de dueño del municipio durante el mandato, para hacer lo que le venga en gana así lluevan las condenas. ¡No! El mandato que los electores le dan a los mandatarios es para administrar la cosa pública con eficiencia. Los bienes y sus decisiones son de dominio público para el bienestar de todos los habitantes del territorio. No pueden convertirse en pequeños reyezuelos con poderes absolutos, olvidando que los periodos llegan a su fin. 

No aceptar está verdad de Perogrullo, como le está sucediendo a nuestro mandatario seccional, buscando por todos los vericuetos tomar una serie de decisiones de beneficio personal, disfrazándola claro está con el beneficio general,  es quedar expuesto al peligroso virus de la ignorancia que propaga con tanta cotidianidad en la frontera el presidente de los venezolanos. 

Todavía estamos a tiempo para recibir de nuestro burgomaestre hasta el 31 de diciembre del presente año un perdonen pero ¡quien los mandó a ser tan inocentes!

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