Mientras disfrutaba de un tinto en cualquier cafetería de la ciudad, un amigo locutor y profesor pensionado esperaba a unos contertulios para tratar un tema sobre la historia local. Uno de ellos eramiembro de la Academia de Historia y el otro un antropólogo.
Se acercaron a mi mesa y degustaron sus pocillos de café, al tiempo que entablamos una agradable charla. ¿Existieron indígenas en esta antigua villa?. La respuesta fue categórica, no.
Aseguraron que hubo nativos, Los Carates, en los alrededores u otros municipios, y consideraron que el fenotipo de los ocañeros era una fiel muestra de que no hubo mestizaje, de tal manera que se conservaba la herencia genética hispánica.
En ese momento recordé la posición de un joven recién egresado de la UIS en historia. Manifestó que en la región no hubo historiadores, porque nunca se hizo una investigación exhaustiva que llegara a la comprobación de los hechos.
De manera coincidencial, una reconocida socióloga que me encontré donde un cerrajero, afirmó que en la casa cural de la catedral de Santa Ana, existe un archivo que da cuenta de los indígenas que trabajaban en las casas de las familias de abolengo, con el apellido de sus presuntos propietarios o ´amos´.
En la misma cafetería, otro día, pero con personas diferentes, retomamos el tema, uno de ellos biznieto de un historiador de finales del siglo antepasado y comienzos del siglo pasado, que el verdadero fundador de Ocaña fue el español Francisco Hernández Sánchez, no el 14 de diciembre sino el 14 de julio de 1570, y que para conmemorar los aniversarios , en esta última fecha se realizaban corridas de toros en el centro de la ciudad.
Otro de los ´tinteros´ reveló que su padre recogió en 1940 numerosos libros y documentos históricos que habían botado cerca del río Tejo. Que en ellos había muchos datos interesantes sobre la historia de la ciudad. Agregó que se encontraban informaciones valiosas, que posteriormente con un amigo licenciado en filosofía y letras , tras lecturas minuciosas lograron aclarar situaciones confusas.
El importante material , tras ofrecerlo en reiteradas ocasiones, entre ellos a un alcalde, fue comprado por un reconocido paisano en Bogotá por una cifra cercana a los cinco millones de pesos. Lo único que se sabe es que el señor murió y que era el padre de un polémico historiador y gestor cultural.
Me acompañaba también en la misma mesa, un amigo desde la adolescencia, que cuando estudiaba en una prestigiosa universidad de Medellín y yo trabajaba como maestro consejero en la antigua Normal de Varones, fue cómplice de la aventura que emprendimos hasta el “cerro del gallo”, al sureste de Ocaña y al frente de la terminal de transportes.
El pintoresco sitio fue el punto de concentración de los guaqueros durante los viernes santos del siglo pasado. Nosotros acudimos a la elevación, no en busca de ´morrocotas´ como se denominaban las monedas de oro, sino de algunos vestigios indígenas, según nos habían indicado.
El cerro estaba lleno de huecos profundos y logramos escavar cerca de los hoyos, de una manera rudimentaria y superficial, sinembargo, extrajimos cabelleras, parte de vasijas de barro y collares.
La intención era llevar a la Universidad de Antioquia los hallazgos pero después de cuarenta años, no sabemos que ocurrió con las supuesta indumentaria aborigen.
Otro de los puntos discutidos fue sobre la leyenda de la Leonelda, magnificada por unos y rechazada por otros. Si eraBúrbura, etnia que supuestamente habitó en límites entre los municipios de Gonzales, sur de Cesar y Convención, porqué la idealizaron como una mujer hermosa si los de su raza eran pequeños, regordetes y morenos?.
Cuando me desempeñaba como corresponsal de este medio, acudí a la población donde nació la controvertida heroína y no encontré ninguna huella, familiar o heredero, solo me dijeron que la última familia era de apellido Madariaga y que habitaba en Barranquilla.
Las academias de historia departamental y municipal debería contratar, con el apoyo de la gobernación o la alcaldía, un grupo de historiadores académicos para que emprendan una investigación , para aclarar las confusiones e imprecisiones sobre nuestro pasado.