Václav Havel, escritor y político checo dijo que “esperanza no es lo mismo que optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte”. No conocía esta frase hasta hace muy poco, pero apenas la leí, sentí que le dio estructura a lo que pienso del Proceso de Paz que se llevó a cabo en La Habana.

Fui, soy y siempre seré una convencida de que los diálogos con las Farc eran el camino correcto, a pesar de que vivo en un territorio en el cual el Proceso de Paz no significó el fin de la violencia ni el inicio de la institucionalidad visible y presente. Los acuerdos se traducen en la creación de oportunidades que no habíamos tenido antes, como poder buscar y escuchar la verdad de lo que sucedió en el conflicto armado.

Esta oportunidad ha cobrado vida de formas maravillosas en muchos lugares distintos, como hace un par de semanas, cuando en Cúcuta, la Fundación Quinta con Quinta Crew lanzó el videoclip ‘Río pa’ sanar’ https://youtu.be/J40i084hS3o, un canto para recuperar la memoria y recordar que a pesar del dolor que hemos vivido por causa de la violencia, hay un ‘legado de paz’ que entre todos podemos construir. Esta pieza audiovisual hace parte de los productos tangibles que ha logrado la Comisión de la Verdad.

No obstante, esta oportunidad de buscar y conocer la verdad con la que todos soñamos, pero en la que especialmente las víctimas del conflicto guardan esperanza, a veces se ve truncada por intereses mezquinos. Por ejemplo, como viene sucediendo con el guion del Museo de Memoria de las Víctimas, que construyó el Centro Nacional de Memoria Histórica (establecimiento público que ha sufrido diversos reveses en su Dirección y equipo técnico durante el Gobierno Duque): De este guión fueron eliminados los paramilitares y el rol que tuvieron en lo ocurrido durante las décadas de 1990 y 2000. Si no se menciona a estos grupos, sino solamente a las guerrillas (Farc, Eln, Epl y M-19) se están desconociendo miles de hechos perpetrados por ellos y, sobre todo, el dolor que causaron a las víctimas.

También, a la vez que se estudia la apertura de otros macro casos (crímenes que han vulnerado de forma sistemática los derechos humanos) en la JEP, como el de violencia sexual, hecho victimizante por el que se encuentran registradas en el RUV (Registro Único de Víctimas) más de 34.900 personas, suceden cosas inexplicables que no contribuyen a la búsqueda de la verdad y la reparación de las víctimas.

Como “inexplicable” señalan las víctimas del macro caso 01 ‘Toma de rehenes y otras privaciones graves de la libertad cometidas por las Farc EP’ el aplazamiento que se dio a la audiencia de la JEP en la que los exjefes del secretariado de las Farc iban a reconocer su rol en crímenes de guerra y lesa humanidad en relación con el secuestro. La audiencia de tres días que estaba programada para el dos de junio no se realizó y se aplazó por “una posible amenaza o riesgo de vida de los comparecientes”, según comunicado de prensa de la JEP.

Las víctimas que ya se encontraban en Bogotá, más las que iban de camino, las organizadas en colectividades y las que no, manifestaron a través de redes sociales su malestar por el aplazamiento, el cual han catalogado como una burla y un desplante. La audiencia se pasó para los días 21, 22 y 23 de junio, cuando ya el tema del secuestro no pudiese afectar la agenda electoral.

La servidora pública, la ciudadana, la columnista, la crossfitera y la columnista que escribe hoy, somos la misma mujer. No es posible, por más que lo intente, separarlas. Lo que una dice es el sentir de todas, por eso me atreví a dar mi opinión sobre este lamentable aplazamiento: las víctimas llevan mucho tiempo esperando por esta comparecencia, pero, desafortunadamente, la verdad no llegó.