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La notificación de Trump a Santos
Antes del Presidente Santos ya habían pasado por aquí el Presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, y el de Argentina.
Domingo, 21 de Mayo de 2017

El Presidente Santos desaprovechó su rueda de prensa con Trump para dejarle algunos mensajes concretos. Trump si le dejó una clara notificación sobre tráfico de drogas.

Con lenguaje grandilocuente, el periódico El Tiempo nos anunció “la histórica visita” del Presidente Santos a Washington DC. Lo de “histórica” no me resultó claro y, menos, teniendo en cuenta la escasa atención que el gobierno de Trump hasta ahora le había prestado a Colombia y a América Latina, con excepción de Venezuela. 

Antes del Presidente Santos ya habían pasado por aquí el Presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, y el de Argentina, Mauricio Macri, viejo conocido y amigo de Trump.

El momento de la visita fue infortunado para Colombia, en el sentido de que Trump estaba distraído por los escándalos diarios alrededor de las sospechas de colaboración entre miembros de su campaña y de su gobierno con los esfuerzos del gobierno de Putin para influir sobre las elecciones norteamericanas, en contra de Hillary y a favor del propio Trump. 

Como si lo anterior fuera poco, días antes Trump había despedido, sin contemplaciones, al director del FBI, quien estaba avanzando firmemente en sus investigaciones sobre esa posible colaboración. 

Como consecuencia de lo anterior, antes de la llegada de Santos,  el vice fiscal general se vio precisado a nombrar un investigador especial para que se hiciera cargo del caso. 

Trump debía estar sintiendo pasos de animal grande.

Por supuesto, la fecha de la visita de Santos había sido fijada con bastante anterioridad, y no estaba en manos del gobierno colombiano y de su Embajada modificarla. Pero fue una mala suerte.

En la Casa Blanca hubo una extensa y nutrida reunión entre los dos presidentes y sus equipos y, posteriormente, la consabida rueda de prensa.

Colombia siempre ha soñado con “desnarcotizar” las relaciones entre los dos países. Durante el gobierno de Barak Obama se avanzó algo en ese sentido, y se logró que Estados Unidos se comprometiera a apoyar el proceso de paz con la guerrilla de las Farc, y a suministrar  ayuda económica directa, y logística a través de Naciones Unidas.

El apoyo del actual gobierno al proceso de paz con las Farc había sido, hasta el momento, menos claro.

Bastante más claro es el aumento exponencial en la prioridad en la lucha contra las drogas. Como es tradicional, los Estados Unidos colocan gran parte de la responsabilidad del tráfico de narcóticos en los países exportadores. 

Desde su campaña, y ahora desde el gobierno, Trump ha atacado fuertemente a México por las drogas que diariamente entran a este país a través de la larga frontera. De allí que haya prometido la construcción de un largo e infame muro para contenerlas. Con Colombia, hasta el momento, los términos no han sido duros.

Esa creciente prioridad se vio reflejada con claridad en la rueda de prensa de Trump y Santos. El Presidente norteamericano, en su lenguaje directo y poco sutil, comenzó regañando públicamente a Colombia por el impresionante aumento en los cultivos ilícitos, que pasaron de 78,000 hectáreas en 2012, a 188,000 en 2016. 

“El Presidente Santos y yo tuvimos una reunión muy productiva... Quizás ninguna área es más importante en términos de cooperación que nuestro esfuerzo conjunto para finalizar los terribles crímenes de drogas que plagan ambos países”,   dijo Trump.

“Recientemente hemos visto una alarmante tendencia... El año pasado el cultivo de coca de Colombia y la producción de cocaína ha llegado a un alto record que, esperamos, será remediado muy rápidamente por el Presidente”, advirtió Trump a Santos.

...”La epidemia de drogas está amenazando demasiadas vidas americanas, y vamos a pararla con muchas y diferentes vías. Una de esas será el muro”.

Después de referirse a la situación en Venezuela y, en rápida pasada, a los vínculos económicos entre Estados Unidos y Colombia, Trump regresó al tema de las drogas para reiterar que “tanta gente están siendo afectadas por lo que está ocurriendo en términos de violencia y en términos de drogas, que vamos a hacernos cargo de la situación. Y ambos estuvimos de acuerdo en hacernos cargo de eso fuertemente y prontamente”, finalizó Trump.

El Presidente Santos y su equipo quedaron notificados.

Por su parte, el Presidente colombiano, quien habla muy bien inglés, nos sorprendió  hablando en español, largo y pesado. Tanto que Trump hizo la observación sobre su “larga y diplomática” respuesta a la pregunta de un norteamericano sobre su opinión en relación al costoso muro. Parecía más interesado en dirigirse a los periodistas colombianos presentes que a los norteamericanos. Santos tiene la oportunidad diaria de hablar con la prensa colombiana. Sus oportunidades con la de aquí se presentan principalmente durante este tipo de visitas. La desaprovechó completamente. Ello se reflejó en el cubrimiento de los dos principales periódicos norteamericanos, el New York Times y el Washington Post, quienes publicaron fotos del encuentro, pero ni una palabra de lo dicho por Santos.

Tampoco aprovechó los últimos minutos de su visita para resumirle a su colega norteamericano sus principales mensajes. Trump es famoso por tener períodos de atención muy cortos. Hay que hablarle en frases cortas y directas. O Santos se olvidó de esa característica, o se enredó con su propio palabrerío.

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