Acabamos de dar la peor muestra de la anarquía, la falta de disciplina, la estupidez y la falta de solidaridad. En cinco minutos, miles de irresponsables se lanzaron como idiotas sueltos a comprar chécheres, aprovechando unas rebajas que deberán cancelar en los próximos meses, una vez pase la euforia del día sin IVA, un engaño del gobierno uribista para dar la sensación que la pesadilla se había acabado. No era cierto: era una mentira bien manejada.
La televisión, la verdadera dueña de la realidad, mostró el espectáculo de miles de personas, sin tapabocas ni precauciones, en tumultos protagonizados por ansiosos compradores, que se aglomeraron en almacenes de cadena para adquirir, a bajos precios, televisores y aparatos electrónicos, que tendrán que pagarle a los Bancos en cómodas cuotas en por lo menos los próximos tres años, con intereses incluidos.
Fue triste el espectáculo. Gentes que se quejaban por falta de dinero, se aglomeraron en las cajas registradoras para cancelar compras innecesarias, Las colas, en algunos almacenes, daban la vuelta a la cuadra y tenían inmensas extensiones. Parecía que estaban regalando los artículos.
Según los comerciantes, hubo cinco billones de pesos en ventas en 85 aglomeraciones en centros comerciales, tres de los cuales hubo necesidad de cerrar por exceso de clientes. Hasta allá llegó la idiotez. Nadie pensó en la posibilidad de un contagio y la única funcionaria sensata fue la alcaldesa de Bogotá, que mostró su preocupación por la posibilidad de que se haya perdido el esfuerzo de varias semanas de encierro en los que alejamos el peligro de la pandemia producida por un virus chino.
Funcionarios nacionales revelaron que las ventas a través de plataformas electrónicas crecieron un 800 por ciento (no había ventas de contado). Las ventas crecieron un 65 por ciento en Bogotá, un 146 por ciento en Antioquia, un increíble 2.654 por ciento en Nariño, un 48 por ciento en Cundinamarca y un 64 por ciento en el Valle. Fue, pues, el día de los comerciantes, que lograron inmensas ventas luego de receso de casi tres meses. Pero puso en peligro la salud de millones de incautos, que no tienen disciplina y no conocen el valor de la democracia, un logro de centenares de años y de esfuerzos de varias generaciones. Recuerdo, para ilustrar la idea, que en Cuba presencié una cola de varias cuadras, en perfecto orden, para comprar un helado. Aquí no apreciamos la libertad!
