Creo que el buen sentido del humor es una virtud que muchas personas pueden ejercer con facilidad y cuando se hace bien, puede llegar a ser muy agradable. Sin embargo, la mamadera de gallo como comúnmente llamamos a la actitud de muchos que nada se toman en serio, y creen que con salidas desencajadas o grotescas lo arreglan todo, nos hace perder la dirección en temas fundamentales para construir una mejor ciudad. Muchos prefieren en los debates públicos la camorra y las sátiras, que los planteamientos o las soluciones serias.

No podemos tomar los ejes fundamentales de desarrollo como una broma de cafetín y pretender arreglarlos con un chiste flojo. No podemos perder la rigurosidad académica que se requiere para plantear alternativas serias como solución de cara a la ciudad y construir un mejor futuro para nuestros hijos. La ciudad no se arregla con memes.

Necesitamos elevar nuestro estándar de creación intelectual y dedicarnos a pensar seriamente en lo que queremos para Cúcuta. Estoy convencido que los cucuteños podemos hacermás que unas fiestas julianas de trago, caballos y ocio. Creo que hay una generación pidiendo a gritos que se les dé espacio para desarrollar ideas y transformar la realidad. Sin embargo, el asfixiante monopolio de poder en cabeza de los mismos, quienes solo saben dilapidar los recursos públicos a favor personal, ha dejado a una generación sin oportunidades para proponer algo diferente.

El adagio popular que reza “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, se ha cumplido mordazmente en nuestro medio y un centenar de profesionales han agachado su cabeza y se han dejado manosear por los detentadores del poder, que a manera de reyezuelos locales maltratan e insultan a hombres y mujeres, aprovechándose de su necesidad. Parece que la única forma de sobreponerse a esta manipulación es el sarcasmo, el cual desdibuja la realidad, y la  convierte en sátira.

Las cosas no andan bien en nuestra ciudad y en nuestro departamento, necesitamos actuar con coherencia y dejar de tomarnos todo a la ligera, el futuro de nuestros hijos estáen juego. No se trata sólo de elegir o no bien, se trata de no seguir retrocediendo como hasta ahora. Se trata de no permitir que se sigan feriando los recursos públicos de los cucuteños y los nortesantandereanos. Se trata de juntar las manos para construir un mejor futuro para todos.

Como todo en la vida,se requiere esfuerzo, dedicación y entereza para lograrlo. Creo que estamos en el tiempo propicio para ello y podemos hacerlo. Sólo tenemos que determinarlo y despertar del letargo colectivo al que nos han sometido. Si cada uno hace lo que le corresponde y toma en serio el cambio, lo lograremos, pero lo primero que debemos hacer es acabar con la mamadera de gallo que tanto daño nos hace.