La existencia de una comunidad en su conjunto es una fuente de cultura. Su modo de vida, sus vivencias, sus expresiones creativas y los actos con que consolida su desarrollo decisivo o su identidad histórica, configuran una realidad que es referente en el cotidiano acontecer e incide en el conocimiento y hasta en el comportamiento de las personas. Es una acumulación de saberes, asimilados de distintas maneras y de diferentes efectos. Los niveles varían de un lugar a otro. En lo cual cuenta la dinámica concurrente en cada caso.

La cultura requiere también estímulos para convertirla en un bien común. El talento creador de las personas demanda ayudas que hagan posible su versión en obra palpable. La literatura, la música, la danza, las artes visuales y otros productos de la invención humana, necesitan condiciones más propicias que las haga posible. A la vocación, a la inteligencia, al ejercicio intelectual de producir hay que aportarles estímulos concretos, que son aporte a un mejor desenvolvimiento de la comunidad.

Esas ayudas no son una dádiva que pueda llevar a restarle libertad a los autores. Deben corresponder a políticas de buen gobierno con sujeción a los principios democráticos.

Desafortunadamente la cultura no hace parte de las prioridades oficiales en buena parte de las administraciones. Algunos creen que es algo inútil y por lo tanto no se le toma en cuenta. Otros la tienen en el concepto de lo suntuario, de interés reducido a una élite. Y así se subestima algo que debe merecer atención especial en la agenda de gobierno y de la misma empresa privada, puesto que una mayor atención a la cultura, mediante la asimilación de sus diversas expresiones, contribuye al fortalecimiento de la paz, la convivencia y la apertura de espacios de emprendimiento.

Este repaso tiene como finalidad tomar en cuenta al Catatumbo en sus posibilidades culturales. En medio del fuego del conflicto armado, de los atrasos acumulados en cuanto a la dotación de las infraestructuras para mejorar las condiciones de vida de ese entorno, la comunidad no le pierde el rastro a la cultura. Lo cual está en el interés de los líderes, conscientes de la importancia de defender las expresiones que le dan identidad.

El Catatumbo no es un municipio. Agrupa varias jurisdicciones, atadas por un mismo cordón umbilical, integradas geográficamente por la naturaleza y bajo el común denominador de la violencia. En ese conjunto la cultura está considerada como un activo en función de todos y así lo reconocen quienes han asumido responsabilidades de promoción. Sonia Cifuentes, Darinson Amaya y  Yermín Sanguino, hicieron posible l Concurso Cantos y Letras para el Catatumbo, el cual tuvo una acogida de éxito. Un evento cultural con saldo favorable, el cual debe institucionalizarse como divisa cultural.

Puntada

Al azote de la pandemia hay que responder en forma recia, cerrándole todos los caminos al libertinaje pernicioso. La disciplina del autocuidado es un deber común.