Los contratos a dedo en Colombia son cada vez mas frecuentes; se incrementan a medida que la corrupción adquiere mayores dimensiones y hoy podemos decir que se ha constituido en la herramienta mas utilizada en todos los gobiernos y en todas las instancias.
Según la Agencia de Contratación del Estado, en el año 2017 el sistema de contratación directa se utilizó en el 55.4% en el nivel nacional, y en los entes territoriales este sistema abarcó el 70%.
La contratación quiere colocarse siempre dentro del resorte del ordenador del gasto para con esto pagar favores e inclinar la balanza hacia contratistas que muchas veces se valen de practicas corruptas para obtener el favorecimiento de las asignaciones.
Cuando la adjudicación de contratos es a dedo, se suelen omitir procesos de análisis en los contratistas, como calidad en las obras, idoneidad para la ejecución, experiencia, precios razonables, etc.
Fuera de eso se acude al fraccionamiento de los contratos para poder atender al mayor número de aspirantes a beneficiarse con las gabelas que de allí se derivan, atendiendo por lo general a dos criterios: el de la presión política o el del asedio del corrupto.
En casi todos los gobiernos se habla de la implementación de un nuevo estatuto anticorrupción, y efectivamente se debate, se aprueba y se promulga, pero cuál es la sorpresa para el ciudadano, cuando en el corto tiempo puede comprobar fácilmente que la corrupción no solo se ha afianzado, sino que los niveles de ella, lejos de lograr una reducción, se incrementan dramática y asombrosamente.
Esta situación tiene que detenerse cuanto antes y para ello se requiere una decidida presión ciudadana que lleve a que se produzcan cambios significativos con resultados concretos y esperanzadores.
Colombia entera está saturada de oír el mismo discurso que proclama una lucha contra el fenómeno de la corrupción, pero que nada efectivo puede lograr para que se experimenten niveles de reducción.
Ojalá este escenario político que se vive actualmente, sirva de fórmula para que quienes ejercen como candidatos, puedan hacer trabajar a sus equipos de asesores, para que diseñen ofertas que permitan establecer compromisos serios y reales en las dimensiones que se requieren.